Yvonne Yánez
Una campaña denuncia el plan para ilegalizar el grupo ecologista que combate los graves daños de la minería en Ecuador
DIRIGENTE DE ACCIÓN ECOLÓGICA
Esta bióloga ecuatoriana, acostumbrada a luchar por los derechos de los indígenas y el medio ambiente de su país, trata ahora de evitar que el Gobierno de Rafael Correa ilegalice su organización. De fondo, los intereses mineros.
El plan del Gobierno de Rafael Correa, presidente de Ecuador, de ilegalizar la organización Acción Ecológica, una de las entidades conservacionistas más prestigiosas de América del Sur, ha provocado una ola de indignación y ha movilizado a personalidades, organizaciones e instituciones para evitar que se materialice este nuevo intento de “represión contra el movimiento ecologista y su defensa de las poblaciones indígenas”. Quien así se expresa es Yvonne Yánez, dirigente de Acción Ecológica, que ha visitado Barcelona y está manteniendo entrevistas con representantes de diversas instituciones europeas para pedir el apoyo y evitar a este “atropello”.
El plan del Gobierno Correa para ilegalizar a Acción Ecológica puede sorprender a primera vista, teniendo en cuenta que se trata de un ejecutivo que se define de izquierdas y progresista, y que mantuvo cierta sintonía, en un primer momento, con las organizaciones conservacionistas e indigenistas. Pero “ese idilio, si alguna vez existió, se ha acabado”, dice Yánez, convencida de que lo que esta pasando en Ecuador es una demostración de las dificultades de la izquierda tradicional para asumir los criterios ambientales y evitar la sobreexplotación de los recursos naturales.
“En términos de ecología, no hay ninguna diferencia entre un gobierno de izquierdas y progresista y un gobierno neoliberal de derechas”, sentencia Yánez. “El Gobierno ecuatoriano supera todo lo previsible a la hora de promover proyectos devastadores, como la minería a cielo abierto y la explotación petrolera en territorios indígenas, y en la represión de las organizaciones que defienden la naturaleza y los pueblos indígenas”, añade esta bióloga mientras charlamos en Barcelona, donde repasa los 30 años de activismo y ecofeminismo de su organización.
Acción Ecológica ha venido denunciando los proyectos de explotación minera y petrolífera que tienen lugar en este país, muchos de ellos protagonizados por empresas multinacionales chinas. “Ecuador está endeudado con China, que es su principal inversor, con intereses en grandes proyectos de explotación y de infraestructuras”, añade Yánez. El respeto al medio ambiente y las poblaciones indígenas brilla por su ausencia, esgrime.
El último episodio de este enfrentamiento ha sido la movilización contra las actividades mineras (extracción de oro, cobre…) en la selva amazónica entre Perú y Ecuador donde vive el pueblo shuar (los jíbaros, llamados así conquistadores españoles). Ni el imperio inca ni el español lograron controlar este territorio.
Acción Ecológica ha denunciado los impactos de estas actividades extractivas: deforestación, pérdida de biodiversidad, contaminación de las reservas de agua y de los suelos (con residuos y productos químicos utilizados en los procesos extractivos) y destrucción de la cultura shuar. Este es un territorio de gran riqueza ecológica, poco estudiado por los científicos, y que se ha visto invadido por proyectos de minería a gran escala, fenómeno nuevo en Ecuador.
El Gobierno ecuatoriano ya intentó hace unos años disolver e ilegalizar Acción Ecológica, dentro de una amplia ofensiva, que comportó el cierre del sindicado Unión Nacional de Educadores, según denuncia Yánez. “Quieren prescindir de nosotros porque denunciamos las violaciones de los derechos humanos y la militarización del territorio shuar, por informar sobre los impactos de las actividades mineras y petroleras, y por apoyar este pueblo”, resume. “Hay un ataque permanente de Correa hacia las organizaciones ecologistas, indigenistas y sindicatos”, afirma Yánez.
Acción Ecológica lucha también por proteger las selvas amazónicas, y promovió en su día el proyecto Yasuní, una propuesta para dejar el petróleo bajo tierra para no intensificar la quema de combustibles y el calentamiento. “No sólo defendemos la Amazonia y los derechos de los pueblos amazónicos per se, sino porque la relación entre la población indígena con la naturaleza es imprescindible para que los valores de ésta se mantengan”, agrega la bióloga. “Las selvas se han conservado gracias a que estos pueblos vive ahí y han considerado que era una tierra sagrada”, opina. Acción Ecológica ha obtenido ya el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y busca el respaldo y la mediación de Pablo Iglesias (Podemos), amigo de Correa, para evitar su clausura.
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