Confesión a medias.
El tesorero del PP dice que los empresarios hacían aportaciones “a cambio de nada”
Luis Bárcenas, extesorero del PP, admitió ayer en la Audiencia Nacional que el partido tenía una caja B (“una contabilidad extracontable”, dijo), pero no que ese dinero proviniera de comisiones por contratos públicos.
Luis Bárcenas acudió ayer a la Audiencia Nacional con las uñas limadas. Ya no es aquella fiera acorralada y herida que parecía ser en el 2013, dispuesto a derribar todas las columnas del templo y a llevárselo todo por delante. Ahora ha recalculado riesgos y habrá llegado a la conclusión de que su estrategia de defensa no tiene por qué pasar por el cuanto peor, mejor. Ha optado, en suma, por una confesión parcial, de costes calculados, que se traduce en admitir que en el PP hubo durante años una contabilidad paralela –una “contabilidad extracontable”, de acuerdo con su trabalenguas–, pero nada más. Esta modalidad creativa permitía ingresos procedentes de donantes en apariencia desinteresados, que no buscaban obtener contratos de las administraciones controladas por los populares, sino sencillamente caer en gracia a los dirigentes del PP.
El que cayó, en cambio, en desgracia fue a la postre Francisco Correa, el cabecilla de la red Gürtel, por sus supuestos abusos, que llegaron a oídos del líder del PP, Mariano Rajoy. Fue el hoy presidente del Gobierno –dice ahora Bárcenas– quien, al recibir noticia de los tejemanejes de Don Vito –mote asumido con gusto por Correa– en diversos ayuntamientos de Madrid, decidió que se prescindiera de él para organizar mítines y campañas electorales.
No es cierto –dijo también el extesorero popular– que la contabilidad paralela del PP se alimentara del dinero de empresarios de la construcción ávidos de contratos, como a grandes rasgos lo describió Correa. La corrupción –en la versión blanqueadora de Bárcenas– también tiene sus reglas, y hay que ser serios. Se admitía dinero, pero sin contraprestaciones. Naturalmente, a la fiscal Concepción Sabadell le costó creerlo. Y a sus preguntas, Bárcenas contestó que esa conducta de los empresarios no es tan extravagante. A su juicio, “todos los hacemos”, porque todos damos dinero desinteresadamente, para engrasar nuestras relaciones. Por ejemplo, dijo, “con el médico o con el fontanero”.
La estrategia procesal de Bárcenas pasa, en suma, por revestirse de modestia sobrevenida. Oyéndole, su función era apenas la de un humilde empleado del partido. Y la caja B del PP ni siquiera merecía tal nombre. Era –lo dijo tres veces– “una contabilidad extracontable” o una “contabilidad extraoficial” para recibir aportaciones “que no tenían carácter finalista”, porque los empresarios donantes colaboraban “a cambio de nada”.
En su versión, para pedir y recibir favores hay mejores escenarios. A Bárcenas le resulta inconcebible la idea de que acudían a él en busca de contratos quienes podían pescar en aguas más productivas. Así, la acusación de Correa en el sentido de que el extesorero del PP lograba comisiones actuando ante varios ministerios a favor de donantes a cambio del dinero recibido, le parece a Bárcenas “una idiotez”. ¿Por qué? Porque los grandes empresarios de la construcción –y citó a Florentino Pérez y a Villar Mir– “cuentan con algo” llamado “palco del Bernabeu”. Pensar que precisan al tesorero de un partido y “al señor de la agencia de viajes” –en alusión a Correa– para que les adjudiquen obras es –dijo– “una auténtica chorrada”.
Lo cierto, en cambio, es que Bárcenas siempre trabajó a las órdenes de Álvaro Lapuerta, el anterior tesorero del PP, “una persona honrada, honrada, honrada”. Tanto, que controlaba la contabilidad B con más severidad que la oficial. Según Bárcenas, tanto Lapuerta como él mismo tomaban nota de todos los donativos y contrastaban datos. El extesorero del PP negó así que se hubiera quedado dinero de la caja B, porque estaba controlada con “celo extremo” por su predecesor. Lapuerta no podrá confirmarlo en el juicio. Estuvo imputado, pero quedó al margen del proceso. El motivo de su exclusión, que padece demencia senil.
Fue Mariano Rajoy quien decidió cortar con Correa al tener noticia de sus abusos Bárcenas dice que para lograr contratos era mejor ir “al palco del Bernabeu” que al PP