El camarote autonómico de los hermanos Marx
La conferencia de presidentes autonómicos tiene precedentes que no invitan al optimismo. Eran como el camarote de los hermanos Marx, en el que siempre que Catalunya reclamaba alguna competencia las demás comunidades vociferaban: “¡Y también dos huevos duros!” Y cuando parecía que las exigencias se acababan, sonaba la bocina de Harpo y Chico añadía: “En vez de dos, pon tres”. Ayer Soraya Sáenz de Santamaría pasó por
Los desayunos (TVE) para convencernos de que en la conferencia de hoy se tomarán decisiones que tendrán continuidad. En este país, tener continuidad no significa gran cosa y no sé si sirve de consuelo que la vicepresidenta afirme que, pese a las sillas vacías, todos los catalanes estaremos presentes en la reunión, a saber en calidad de qué.
El otro vicepresidente de moda, Oriol Junqueras, pasó por La Sexta para ser examinado por Ana Pastor, que ya no disimula su nula confianza en que sus entrevistados alcancen un nivel a la altura del ego-rictus de la entrevistadora. Unos días antes, en RAC1, Junqueras había aprovechado la hospitalidad de Jordi Basté para declarar que “El Junquerisme és amor!” una chorrada autoproclamada que, en La Sexta, no se notó. Algo terrible debe estar a punto de pasar para que se hable tanto de Catalunya en los medios españoles y se invite a políticos independentistas. Gabriel Rufián aceptó la invitación de La Sexta Noche para volver a exhibir su repertorio de recursos escenográficos y de limitaciones declarativas. Cuando crees que quiere responder con contundencia de sierra mecánica, se desmarca con risitas postadolescentes y se pone a sudar como alguien que, en una boda, constata que no ha elegido la ropa adecuada. “Pujol y su clan representan, junto a Ciudadanos, lo peor que le ha pasado a la política catalana”, dijo como si repitiera la frase de un monólogo mil veces ensayado. De manera que cuando le repreguntaron por tamaña afirmación, Rufián no reaccionó y siguió sudando y risoteando con una mezcla de candidez e insolencia. Eso sí, fue ágil cuando le preguntaron si pasaba algo entre él y Ciudadanos: “No les tenemos manía; tenemos memoria”.
¿Y Ferraz? No hay ninguna sede política tan mediáticamente vigilada y debe existir una conjura para hacerles creer a los miembros del comité federal que son importantes. Sólo así se explica el tono de frivolidad que exhiben al acercarse a la sede y, enfundados en modelos muy parecidos de polares, soltar declaraciones como las de Patxi López, que es al socialismo lo que los dos (y tres) huevos duros son al camarote de los Marx: un recurso de redundancia cómica. Que la candidatura de López sea tan aplaudida por el PP tendría que hacer reflexionar a los socialistas. Suponiendo que aún les queden ganas de reflexionar.
Rufián volvió a exhibir su repertorio de valores escenográficos