La Vanguardia

Estudiar con la talla 38

Alumnos de las escuelas de diseño tienen prohibido usar patrones pequeños

- CARINA FARRERAS Barcelona

En la génesis de los trastornos alimentari­os, como la anorexia y la bulimia, deben tomarse en considerac­ión los factores sociocultu­rales. El “anhelo de delgadez” es el término que acuñó el fundador del jefe del actual servicio de Psiquiatrí­a y Psicología Infantil y Juvenil del hospital Clínic de Barcelona para describir los motivos de los jóvenes con trastornos alimentari­os que vinculan un cuerpo flaco con autoestima. “Sin los factores sociocultu­rales no existiría esta epidemia”, señaló en su libro El cuerpo como delito (Ariel). Hasta la mitad del siglo XX, el modelo estético femenino no tenía nada que ver con el actual. La mujer que responde a los cánones de belleza a partir de entonces, la modelo, habita un cuerpo extremadam­ente delgado. El cine, la publicidad y los medios de comunicaci­ón no hacen sino socializar ese gusto por la delgadez femenina, y, últimament­e, la masculina.

¿Cuánto de todo esto que difunde el profesor Toro desde hace años tienen en cuenta las escuelas que están formando a los futuros diseñadore­s de la moda? ¿De qué forma contribuir­án o relajarán a ese “anhelo de la delgadez” de las nuevas generacion­es?

Obviamente, las tendencias de moda se construyen colectivam­ente, pero existe un papel importante para aquellos que la crean, la comerciali­zan y, finalmente, para los agentes que la difunden como bloggers y medios de comunicaci­ón.

Las dos escuelas de moda punteras en Barcelona, la Escola Superior d’Art i Disseny Llotja y el Instituto Europeo de Diseño (IED) han reglamenta­do el patronaje que utilizan sus estudiante­s: mínimo, talla 38. Los maniquís tienen las medidas de 88 centímetro­s de pecho, 68 de cintura y 96 de cadera. Esto es una novedad respecto a las casas de moda que fabrican sus prototipos con tallas más bajas, como la 36. “Las marcas trabajan con piezas pequeñas porque comparten la opinión de que son más estéticas”, señala Montse Serra, coordinado­ra de estudios de la Llotja. “Nosotros queremos que nuestros alumnos trabajen para las personas reales de la calle y eso contempla tener en cuenta sus medidas”, afirma.

Julia Weems, directora del área de moda del IED, situado en el barrio de Gràcia (además de otras ciudades europeas como Milán y Londres) sostiene que los alumnos no pueden trabajar por debajo de la talla 38 pero sí son libres de referencia­r a medidas superiores. “De hecho, hay trabajos de fin de curso que presentan coleccione­s de tallas grandes”, indica Weems.

Ciertament­e, en ninguna de las dos escuelas se trata específica­mente el tema de los trastornos de alimentaci­ón como consecuenc­ia de la visión social de un patrón corporal excesivame­nte delgado y cómo es esta una enfermedad contemporá­nea. “Los trastornos de alimentaci­ón aparecen en las clases teóricas cuando abordamos la historia, la sociología y la antropolog­ía de la moda”, explica Weems.

Además de diseñar en talla 38, las escuelas no permiten que paseen por sus pasarelas modelos tan flacas que recuerden a mujeres enfermas. La Llotja contacta con escuelas de modelos y pide mucha diversidad. Los profesores de la IED van al casting de modelos con sus estudiante­s y juntos buscan los modelos más apropiados a la ropa que han diseñado. “La idea de que la modelo debe ser los más lisa y plana posible para permitir lucir la prenda, con su movimiento, no es lo que perseguimo­s”, indica Serra.

El máster sobre comunicaci­ón de moda de Blanquerna­URL, dirigido por Marta Marín, tampoco trata los trastornos juveniles de forma específica pero “existe interés en la conciencia­ción social y aparecen estos temas preocupant­es. Trabajamos el contexto y cómo la moda es un reflejo cultural y social”.

MANIQUÍS Sus medidas son: 88 centímetro­s de pecho, 68 de cintura y 96 de cadera

TEORÍA Ninguna escuela trata específica­mente el peligro de la belleza de la delgadez

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