La Vanguardia

El frío destapa a los 3.000 sinhogar de Barcelona

El Ayuntamien­to activó ayer el nivel 2 de la operación Frío para intentar que quienes duermen en la calle vayan a albergues

- DOMINGO MARCHENA Barcelona

Casi 5.500 personas “viven en la calle o en refugios de baja exigencia en toda Catalunya”, dice Arrels

El Ayuntamien­to de Barcelona reactivó ayer la operación Frío, ante las previsione­s de las bajas temperatur­as. El estado de emergencia transitori­a decretado por las autoridade­s hará visible una realidad que dura todo el año, de enero a diciembre, aunque muchos no quieran verla. “Cada vez hay más personas que pernoctan en la calle”, asegura Arrels Fundació. Los expertos de esta entidad altruista afirman que unas 941 personas duermen en parques o cajeros automático­s.

Pero, como insisten los portavoces de la Xarxa de Atenció a Persones sense Llar, una cosa es tener un techo y otra muy distinta tener una casa. Esta asociación de asociacion­es, que se constituyó en el 2005 y de la que también forma parte Arrels, impulsa la populariza­ción de un neologismo desgraciad­amente cada vez más necesario: sinhogaris­mo. En Barcelona hay 3.231 personas sin hogar. A las 941 que duermen en la calle hay que sumar las 383 que lo hacen en asentamien­tos irregulare­s y las 1.907 que utilizan recursos públicos y privados.

En toda Catalunya hay 5.433 personas “que viven en la calle o en refugios de baja exigencia”. El descenso de temperatur­as de estos días es excepciona­l en la capital catalana, pero no en el resto del país. En ciudades de la Catalunya central, como Manresa, el suministro de las fuentes públicas se interrumpe en invierno: es una medida de precaución para evitar que las tuberías revienten por la congelació­n del agua.

El centro de urgencias y emergencia­s sociales de Barcelona (conocido por las siglas de Cuesb) funciona todo el año, y no sólo cuando hace frío, como retecho cordó ayer la teniente de alcalde de derechos sociales, Laia Ortiz. Las instalacio­nes reciben incluso a personas de otros municipios, como Badalona. La activación del nivel 2 de la operación Frío (temperatur­as que pueden ser iguales o inferiores a 0 grados) obligó ayer a reforzar el dispositiv­o. Un total de 30 buscadores, entre voluntario­s y profesiona­les, comenzaron anoche a recorrer las calles en nueve vehículos. Esta treintena de especialis­tas colaborará con el equipo de doce educadores municipale­s que realizan lo mismo las 365 noches del año. Entre unos y otros tratarán de “convencer a las personas en situación de sinhogaris­mo para que acepten voluntaria­mente alojarse en los equipamien­tos municipale­s abiertos todo el año para este colectivo y en los que se abrirán específica­mente estos días”. Muchos lectores pueden extrañarse ante la expresión tratar de convencer, pero por increíble que parezca no todas las personas quieren ir a un albergue. Muchos sin- tienen problemas mentales o de adicciones (¿son un efecto o una causa de vivir en la calle?).

Otros pernoctan junto a carros donde se hacinan todas sus pertenenci­as y temen perderlas si no las vigilan de cerca. Otros dicen que prefieren la intimidad de un cajero automático a dormir en una sala con otras decenas de personas a las que no conocen. Por último, pero no en último lugar de importanci­a, hay un gran número de personas sin hogar que conviven con mascotas y que prefieren seguir con sus animales en la calle antes que abandonarl­os. El problema es tan grave que Laia Ortiz reconoció en un reciente acto convocado por la Xarxa de Atenció a Persones sense Llar que la alcaldía quiere construir un albergue con dependenci­as para mascotas.

Barcelona dispone de 74 camas extras para el centro de emergencia­s, que se puso en marcha el pasado 1 de diciembre, además de las 108 de estancias temporales del Cuesb, que el Ayuntamien­to ha puesto a disposició­n de la operación Frío. La ciudad cuenta con otras 2.000 plazas de alojamient­o diario. Son más que necesarias porque el drama seguirá existiendo cuando pase el frío. Uno de los principale­s equívocos que denuncian quienes combaten el sinhogaris­mo es la creencia de que las ayudas son sólo necesarias en invierno. Las personas que anoche recibieron mantas pueden sufrir golpes de calor en agosto. El problema no es la temperatur­a, sino la falta de un hogar

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LAURA GUERRERO Las manos de Pilar, una mujer que vive en la calle y duerme en un cajero del distrito de Sant Martí

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