Esplendor romántico
Beczala fue un protagonista ideal y pasará a la historia de los grandes Werther del Liceu
Werther
Intérpretes: : Piotr Beczala (Werther), Anna Caterina Antonacci (Charlotte), Joan Martín-Royo (Albert), Elena Sancho Pereg (Sophie), Stefano Palatchi (Le Bailli), Antoni Comas (Schmidt), Marc Canturri (Johann). Coro infantil Amics de la Unió de Granollers. Dir. Coro: Josep Vila i Jover. Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu. Producción de la Oper Frankfurt. Dir. musical: Alain Altinoglu Dir. escénica: Willy Decker Lugar y fecha: Gran Teatre del Liceu (15/I/2017)
JORDI MADDALENO
Piotr Beczala, el toptenor polaco, vino, llegó y venció con su interpretación de Werther, el protagonista de la ópera francesa de Massenet, icono lírico y ópera de tenor como pocas. Tras la furia trágica desatada por la
Elektra con la que se cerró el 2016 de manera catártica, el Liceu ha sabido continuar por la vía del éxito con este título del repertorio romántico lírico por antonomasia. Con una producción basada en la combinación del “amarillo Werther”, color que se puso de moda en la fiebre europea desatada por la publicación de la novela de Goethe (1774), y en un azul ultramar, aquí vinculado a la protagonista femenina, Willy Decker, el director de escena alemán, hilvana la arrebatadora historia con inteligencia minimal y un efectivo resultado actoral por parte de los protagonistas. La lucha del mundo alucinado y cegador de un protagonista que viste en los dos primeros actos con un amarillo solar acorde con sus esperanzas de seducir a su enamorada, quien prometida con otro hombre, se refugia en un azul conservador, cuadriculado y absorbente como la sociedad que la envuelve, color que acabará por eclipsar cualquier atisbo de esperanza inundando omnipresente los dos últimos actos. Gran trabajo orquestal del debutante Alain Altinoglu, el joven director francés cinceló la seductora partitura con cuidados acentos, marcando los leitmotiv sin exprimir el carácter romántico en desmesura. En cambio, optó por la elegancia de las cuerdas, hermosos chelos, la calidez de los vientos o los toques postwagnerianos de los metales, a pesar de algún pequeño percance en el último acto. Un trabajo de cuidada orfebrería muy destacable. El timbre expansivo, dorado y reconocible al punto del polaco Piotr Beczala rubricó una actuación pletórica que, como los grandes, remató con un bis espoleado por el fervor del público en la celebérrima Pourquoi
me reveiller?. Fraseo, frescura, facilidad en toda la tesitura y una dicción clara para un protagonista ideal que pasará a la historia de los grandes Werther del Liceu. La Charlotte de Anna Caterina Antonacci secundó con una labor honesta y limpia, elegante pero algo falta de graves que redundó en pérdida de dramatismo en su escena del tercer acto. Bravo por el reparto autóctono con el impecable Albert de Joan Martín Royo, la ideal y refrescante Sophie de la debutante Elena Sancho Pereg, y la pareja cómica sabiamente caricaturizada por la régie, de Marc Canturri y Antoni Comas como Johann y Schmidt respectivamente. Feliz vuelta al Liceu del bajo Stefano Palatchi como alcalde y efectivo y risueño el trabajo del Coro Infantil de la Unió de Granollers con la dirección de Josep Vila i Jover.