El Barça se reanima
En una semana el horizonte y el estado de ánimo han dado un vuelco
El lunes 9 de enero el mundo del fútbol se iba a dormir con Cristiano Ronaldo ganando el premio The Best, con la ausencia de jugadores del Barcelona en la gala de la FIFA en Zurich después de que el Madrid ampliase su ventaja a 5 puntos al frente de la clasificación por el empate de los blaugrana en Vilareal. Una semana después, el panorama es otro. El Barça se ha animado con el nuevo horizonte que tiene ante sí: con tres goles del tridente remontó la eliminatoria al Athletic, la Liga se ha comprimido con los tres primeros en un pañuelo, las aguas vuelven bajan tranquilas en la continuidad de Messi, que lleva cuatro goles en cuatro partidos en el 2017, y el Madrid ya no está invicto, ya no se le ve tan lejos. Nada parece prohibido para el Barcelona.
Que las ligas no se ganan en enero es una verdad como un puño. Sin embargo, el fútbol es un estado de ánimo y el equipo de Zidane parecía imparable e inalcanzable, tras 40 partidos sin perder, una Champions y un Mundial de Clubs, ya que a falta de siete minutos para el final los blancos estaban saliendo indemnes también del Sánchez Pizjuán. Si no fue en el Camp Nou, donde un gol de Ramos sobre la bocina significó el reparto de puntos, y no iba a ser en el campo del Sevilla, ¿dónde entonces pincharía un líder tan sólido?
Ocurrió que el Madrid probó su misma medicina cuando los de Sampaoli dieron la vuelta al marcador en la recta final. Esos siete minutos abren la contienda. Esos siete minutos son el punto de inflexión que el Barcelona buscaba.
En vez de coger un avión privado y volar a Zurich, los pesos pesados del vestuario del Barça, no sin polémica, se encerraron en la ciudad deportiva convencidos de que no habían dicho su última palabra. Con más de media Liga por delante, vivos en la Copa y con el PSG esperando en los octavos de la Champions, no se podía tirar la toalla. Una semana más tarde, el calendario les sonríe.
“Sería demasiado arriesgado matarnos ya. Queda mucho y vamos a dar guerra”. Son palabras de Luis Enrique. No de ahora, ni de siete días atrás. El entrenador asturiano las dijo el pasado 29 de noviembre cuando su conjunto estaba seis puntos por detrás de los madridistas. Una declaración que adquiere más valor al reducir la diferencia a dos puntos, aunque el líder debe recuperar un partido en Mestalla, que jugará el 22 de febrero, unos días antes de visitar también al Villarreal en el Estadio de la Cerámica.
Desde la llegada de Luis Enrique, su equipo siempre ha acabado muy fuerte las temporadas –pese al socavón de abril del 2016 donde perdió cuatro partidos– y en ese sprint final se cimentaron el triplete de la 2014-15 y el doblete de la 2015-16. De hecho, para ampliar ese nuevo clima de optimismo, se recuerda que en ninguno de los dos torneos de la regularidad conquistados el Barcelona era primero a estas alturas. El Madrid mandaba en la jornada 18 hace dos años y el Atlético comandaba la tabla hace 365 días. Ambos acabaron claudicando cuando el Barça aceleró. Falta por ver qué rendimiento tendrá el Sevilla, si aguantará con Sampaoli sabiendo que en las dos últimas Ligas acabaron a 18 y a 39 puntos del Barça campeón, respectivamente.
En el club blaugrana la mejor noticia es que puede centrarse definitivamente en lo deportivo, una vez comprobado por boca de Luis Suárez y Javier Mascherano que el futuro de Messi está más encauzado después de una semana de mucha marejada.
Mientras el Barça ha demostrado que sabe perseguir, la presión recae ahora en el Real Madrid. Tener la Liga demasiado encarrilada a principio de año implica el peligro de que el título se da ya por descontado y prácticamente sólo se puede perder.
El jueves el Barcelona viaja en la Copa a Anoeta, donde empezó la reacción del 2015, para intentar romper un maleficio que dura desde el 2007, al tiempo que el Madrid no puede olvidarse de la derrota porque mañana mismo le espera la visita del Celta de Berizzo, otro de los alumnos aventajados de Marcelo Bielsa. Sin tantos recursos como los sevillistas, los celestes también son un equipo intenso, ofensivo y sin complejos que aún está compitiendo en tres competiciones y que se presentará en el Bernabeu con una racha de cinco victorias consecutivas. De hecho, quien con más conocimiento puede hablar del peligro vigués es el propio Barça, al que le ha ganado tres veces en las últimas tres temporadas, aunque de momento Berizzo ha perdido sus cinco duelos contra los blancos. Falta media Liga y el Barcelona crece y cree.
SIETE DÍAS, SIETE MINUTOS Cristiano ganaba el The Best y los blaugrana no iban a Zurich, pero el gol de Jovetic en Sevilla cambia el paisaje COMPROMETIDO El futuro de Messi parece más encauzado después de oír la tranquilidad de Suárez y Mascherano