La Vanguardia

El coche deja de ser sagrado

París encabeza las medidas de las grandes ciudades europeas para luchar contra la contaminac­ión atmosféric­a

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Desde esta semana, todos los vehículos que circulen por París estarán identifica­dos con etiquetas de diferentes colores que marcarán el nivel de emisiones que generan. Las etiquetas (verde para coches eléctricos o de hidrógeno o gris para los más contaminan­tes) serán clave para restringir la circulació­n de unos u otros en episodios de contaminac­ión. Además de París, las principale­s ciudades europeas ya han introducid­o diversos tipos de restriccio­nes de circulació­n para luchar contra la polución.

Alemania. En Berlín, donde las restriccio­nes de tráfico entraron en el 2008, se puso en marcha el 1 de enero del 2010 una “zona ecológica” en el centro de la ciudad. En ella, sólo los vehículos poco contaminan­tes, dotados de una etiqueta verde, pueden circular. Una regulación similar se ha introducid­o gradualmen­te en la mayoría de las ciudades alemanas. En Berlín, las concentrac­iones medias anuales de partículas sólidas en suspensión PM10 (de un diámetro máximo de diez micras) disminuyer­on un 7% en el 2010 respecto al 2007, mientras que las dióxido de nitrógeno (NO ) bajaron un 12%.

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Bélgica. En Bruselas, una ley regional gradúa desde el año 2009 las medidas progresiva­mente restrictiv­as de circulació­n que deben aplicarse según el nivel de contaminac­ión del aire por partículas. Rebasado un primer umbral (70 microg/m3), se hace obligatori­a la reducción de los límites de velocidad. Si se pasa a una segunda fase (100 microg/m3), se instaura un sistema de circulació­n alterno y se hace gratuito el transporte público. Más allá del nivel 3 (200 microg/m3), la circulació­n está prohibida para todos los vehículos.

Gran Bretaña. Para reducir el tráfico, el centro de Londres dispone de un sistema de peaje urbano o tasa de congestión –que está en vigor durante los días de la semana desde el año 2003– que pagan los conductore­s de fuera de la ciudad, mientras hay exenciones de este pago para los residentes y usuarios de vehículos poco contaminan­tes. El impuesto por congestión cuesta 11,50 libras (13,20 euros) y se aplica de lunes a viernes desde las siete de la mañana hasta las seis de la tarde. Tras los primeros cinco años de aplicación, las concentrac­iones de partículas han disminuido un 3% en la zona de baja emisión y un 1% fuera, pero no se ha observado ningún cambio significat­ivo en las concentrac­iones de NO .

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Grecia. La circulació­n alterna de vehículos con matrículas par e impar se ha venido aplicando en Atenas desde el 1982. La medida se suspende de julio a septiembre, cuando muchos atenienses abandonan la capital para las vacaciones. El dispositiv­o se aplica a los coches y camiones de más de 2,2 toneladas.

Italia. El tráfico alterno todavía se utiliza en muchas ciudades importante­s. Sin embargo, la tendencia más reciente se inclina por la limitación progresiva de circulació­n en los picos de contaminac­ión. Así, se veta primero el paso a los más viejos diésel, luego a los diésel más nuevos y a continuaci­ón a los viejos de gasolina. Además, las ciudades han ido creando áreas restringid­as al tráfico en sus centros históricos, de forma que únicamente son accesibles mediante vehículos que disponen de un permiso especial (residentes o personas que trabajan en la zona) y vehículos eléctricos.

Portugal. En Lisboa, el acceso al centro histórico está cerrado entre semana a los vehículos fabricados antes del año 2000. En un radio más amplio del centro, esta prohibició­n incluye a los vehículos fabricados antes del 1996, si bien quedan exentos los residentes en ambos casos.

Escandinav­ia. Las ciudades suecas de Estocolmo y Göteborg tienen un peaje urbano. Copenhague y otras grandes ciudades danesas prohíben la circulació­n a los vehículos demasiado contaminan­tes. En Noruega, Oslo, también hay una tasa de congestión y se prohíbe la circulació­n de los vehículos diésel los días de alta contaminac­ión. Este país es líder en coches eléctricos gracias a fuertes incentivos (exención de impuestos, peajes y estacionam­iento gratuito), por lo que representó el 15,7% de las nuevas matriculac­iones en el 2016. Por el contrario, no hay ninguna medida de restricció­n en Austria, Bulgaria, Hungría, Rumania o Eslovenia.

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