Rihanna: un año en chándal
La estrella ha hecho de la prenda deportiva el fetiche de su armario
Con o sin tacones. Para actuar o para desfilar. En invierno y en verano. El chándal se ha convertido en la prenda fetiche de Rihanna. La diva tiene un estilo peculiar, eso es indiscutible, pero del todo coherente. Al menos en el último año el chándal ha sido el básico de casi todos sus estilismos y lo combina también con todo tipo de calzado. Precisamente ese complemento (además del bolso o el abrigo) es el que le da el toque diferencial a cada una de sus apariciones chandaleras. Cuando la ocasión es de vestir, el chándal sirve, pero con sandalias o salones. Y cuando es más casual, valen las zapatillas deportivas. O las de estar por casa...
La afición por el chándal no es sólo cosa de Rihanna. De hecho es una tendencia que viene pegando fuerte desde hace años y en especial en las dos últimas temporadas. Tiene hasta un nombre. Es el athleisure. Una tendencia imbatible y en constante evolución (o revolución) destinada a conquistar la industria de la moda. Uno de los pioneros en llevar la ropa del gimnasio a la calle (y a las galas) fue Alexander Wang. Él lanzó la ropa que bautizó como de clubbing. Y luego llegó la línea sport de Beyoncé para Topshop y algo más tarde, la de Rihanna para Puma, que es la que más usa la diva. Desde entonces este gusto por el athleisure ha invadido todas las pasarelas con una rapidez inusual. Ya no hay firma que se le resista ni tampoco celebridad que no haya ensayado en alguna ocasión el estilo del que Rihanna es la reina absoluta.
Ahora la palabra athleisure es habitual en el sector de la moda. Viene de athletic (atlético) y leisure (ocio), dos polos prácticamente opuestos que curiosamente se entienden a la perfección. Pero en otros tiempos era del todo impensable que alguien llegara a poner en equilibrio estos extremos.
Aunque Madonna fue de las primeras en salir a la calle en chándal y sin complejos, y luego llegaron las snakers (deportivas) como perfecta combinación de estilismos con intenciones elegantes, no fue hasta 2014 que alguien advirtió de lo que real- mente estaba por venir. Fue Mark Parker, el gran jefe de Nike, al decir que“los leggings son el nuevo denim”.
Así ha sucedido. La ropa deportiva ha salido del gimnasio y se ha colado en los armarios fe-
meninos (y, cuidado, cada vez se apuntan más hombres también) más admirados del planeta. De entre las discípulas aventajadas de Rihanna destaca Selena Gomez (gustó especialmente el chándal rojo de 1.500 euros firmado por Vetements que hace unos meses combinó con unas sandalias de tacón de aguja de Jimmy Choo) pero también saben como imitarla Kylie Minogue, Blake Lively y Gigi Hadid, entre otras.