Que pase algo
NIEVE. Necesitamos que pasen cosas. Nos excita, nos da vida. Aunque sean desgracias y reveses. (Que les pasen a otros, eso sí). Pero que pase algo. Y queremos verlo. Esa pulsión de presenciar qué pasa fundamenta el periodismo, de esa necesidad vive la televisión. Esta semana, por ejemplo, ha nevado. Y bastante. ¡Ya lo tenemos! Audiencia. No nieva cada día. Si un día nieva, corremos al televisor a verlo. Aunque sea invierno. Si nieva dos días, también miramos. Y si nieva tres días. Al cuarto día... necesitas ya que pase algo más, no sé, que la nieve alcance dos metros, que aplaste un hotel, que luego se deshiele y desencadene una inundación, algo. Los informativos de televisión han registrado esta semana suculentos repuntes de audiencia, nieve mediante. Es que la nieve, además, es muy telegénica (como las modelos, los niños y los animalitos). Y también suma mucho que los reporteros tiemblen de frío, que los niños les arrojen bolas de nieve, que vistan como si estuviese en el Ártico y aparezcan rebozados de nieve, en lo que se han ocupado ellos mismos antes de la conexión, porque nos lo merecemos el respetable público, que siempre queremos más. Una reportera de TVE va y se nos lanza en trineo cuesta abajo. A ver qué pasa hoy.
TRUMP. Pues Trump. Eso pasa. También nos excita porque es una tempestad de nieve, se lanza en trineo doctrinal. Necesitamos que pasen cosas, ya digo. Y con Trump siempre pasa algo. Por eso es presidente. Miramos su toma de posesión porque sabemos que esa novedad nos toca de cerca. Le veo y deduzco que Trump ha pactado con Putin, así: yo me quedo Estados Unidos para mi solito, tú haz con el resto del mundo lo que te plazca. Y Europa, más sola que nunca. A los chinos todo esto les da igual: dan la noticia del cambio de presidente en Estados Unidos en páginas interiores, según veo en los informativos. Los chinos tienen la fuerza de la demografía , el trabajo y el ahorro: nos comprarán a todos,
incluidos Trump y Putin.
CORDOMÍ. Temporal marítimo en las costas catalanes. También pasa esto, y lo detalló ayer la información meteorológica tras el Telenotícies (TV3), con imágenes del embate de las olas en playas y espigones. Y, ante esas fotografías, Eloi Cordomí, el hombre del tiempo, lanzó esta advertencia: “No pondremos ninguna fotografía en la que el fotógrafo se haya puesto en peligro”. Cordomí nos conoce bien, sabe que los telespectadores queremos novedades y que somos capaces hasta de jugarnos la vida a cambio de que suceda algo, que nos alborozamos si a alguien se lo traga una ola.
RISTO. Risto Mejide ha estrenado Chester in love (Cuatro, domingos noche), entrevistas de personalidad temáticas (las relaciones amorososas). Risto Mejide es un entrevistador que se pone a si mismo por delante, y eso es un arma de doble filo: puede alentar al entrevistado a sincerarse... o incurrir en un manierismo egotista. Porque Risto no es un entrevistador profesional, sino vocacional: se implica en lo que hace para bien y para mal.., y eso siempre anima a mirar.
Miramos a Trump porque es como una tempestad de nieve, porque se lanza en trineo doctrinal