El asesino de los dos guardas dice no recordar nada
El cazador declara a los Mossos que fue un acto “instintivo”
Ismael Rodríguez Clemente, el joven de 28 años que el sábado se declaró autor de la muerte de dos agentes rurales en un coto de caza de Aspa, en Lleida, manifestó a los Mossos d’Esquadra que “no me acuerdo de nada”. Según la declaración difundida por la Cadena Ser, Ismael reconoció que fue “un acto instintivo, no voluntario” del que no recuerda ni de haber apuntado ni porqué acabó disparando tres cartuchos de un arma de cinco. Con todo, reconoció que los agentes le saludaron y que le pidieron que descargara el arma que portaba, una escopeta que no estaba autorizado a usar. El homicida confeso podría pasar hoy o mañana a disposición judicial y, según su abogado, “muestra arrepentimiento por todo lo sucedido”.
Según el mismo testimonio, cuando llamó a los Mossos d’Esquadra para explicar lo sucedido a requerimiento de sus compañeros de batida, tuvo que ceder el teléfono a uno de ellos para que acabara de relatarlo pues “estaba en estado de shock”. Ismael Rodríguez aclaró que no toma ningún fármaco ni está bajo ningún tratamiento médico.
El suceso ha provocado conmoción en el ámbito rural de Lleida, y entre los agentes rurales hay inquietud y muchas preguntas por las medidas que se deberían tomar para garantizar la seguridad de los rurales. Las dos víctimas formaban parte de la sección sindical de CC.OO. dentro del Cos d’Agents Rurals (CAR). Un representante de este sindicato se quejó de que no se han tenido en cuenta las quejas de los agentes. Por su parte, Joan Armengou, de UGT, entiende que “lo sucedido ha de hacernos reaccionar y buscar soluciones para habilitar nuevos elementos de defensa y seguridad”.
En este sentido, la consellera de Agricultura, Meritxell Serret, insistió en declaraciones a RAC1 que el suceso fue algo “fuera de toda lógica” pero admitió que en el nuevo plan estratégico “se deberán abordar estas cuestiones”. Serret opina: “No creo que los agentes quieran ir armados. Son conscientes de que su trabajo es sensibilizar y hacer pedagogía”.
El conseller de Interior, Jordi Jané, entiende que el suceso del sábado pone en evidencia que “hemos de tener unos protocolos capaces de detectar personas que actúan con violencia, inestables y que por tanto no pueden tener la responsabilidad de portar un arma”. En este sentido reivindicó para la policía autonómica las competencias sobre tenencias de armas y explosivos. “Tenemos que evitar que gente así pueda acceder a un arma”, dijo. También el Síndic de Greuges ha avanzado que analizará “los criterios y las formas para conceder permiso de armas de fuego”.
El suceso ha sido recibido con pesar e inquietud entre los cazadores. “Condenamos sin paliativos el crimen y manifestamos nuestra solidaridad con las familias”, manifestó Francesc Vilaplana, portavoz de una asociación de cazadores. “La caza empieza a tener mala imagen y no se piensa por ejemplo que es una actividad que ayuda al control poblacional de la fauna y a mitigar los daños que provocan jabalíes, conejos o ciervos. Tal vez habría que revisar la normativa o unificarla, porque pides el permiso de arma a la Guardia Civil y el de caza a la Generalitat, además del que te da el Ayuntamiento si tiene coto, como en este caso”. Vilaplana cree que la normativa actual para conseguir un permiso de arma en España es “muy estricta y requiere pasar por pruebas psicológicas y exámenes”. En el debate también están los ecologistas. La oenegé Ecologistas en Acción “no quiere criminalizar la caza y a los cazadores” pero piden adoptar medidas para evitar que personas “no aptas” puedan utilizar un arma.
El cazador sí recuerda que los agentes le pidieron que descargara su arma, una escopeta para la que no tenía permiso