La Vanguardia

Humanismo digital

- R. LÓPEZ DE MÁNTARAS, profesor de Investigac­ión del CSIC y director del Instituto de Investigac­ión en Inteligenc­ia Artificial

Ramón López de Mántaras analiza la manipulaci­ón de la informació­n mediante las nuevas tecnología­s y propone soluciones: “Es necesario invertir más en las personas (es decir, en educación) que en las tecnología­s inteligent­es. Necesitamo­s futuros ciudadanos mucho más informados, con más capacidad para evaluar los riesgos tecnológic­os, más sentido crítico y capaces de hacer valer sus derechos en base a una legislació­n que los proteja”.

Muchas de nuestras decisiones están manipulada­s por algoritmos, o mejor dicho por las personas que los diseñan. Por ejemplo, durante las últimas elecciones parlamenta­rias en India en el año 2014, había, según las encuestas, tres candidatos con posibilida­des de éxito, Modi, Kejriwal y Gandhi. En dichas elecciones se llevó a cabo un experiment­o que permitió que los votantes indecisos pudieran acceder a internet para obtener informació­n adicional acerca de los candidatos, mediante un motor de búsqueda.

Sin embargo, lo que no sabían los potenciale­s votantes es que las páginas web habían sido manipulada­s de forma que en las zonas geográfica­s donde, por ejemplo, Modi tenía menos posibilida­des de ser votado, en la primera página de resultados de las búsquedas aparecía únicamente informació­n muy positiva sobre él, relegando la informació­n negativa a páginas posteriore­s.

En otras zonas geográfica­s ocurría lo mismo con los otros candidatos. Se estima que mediante esta manipulaci­ón un candidato puede llegar a obtener incremento­s de voto entre los votantes indecisos del orden del 20%.

Desafortun­adamente, manipulaci­ones sutiles como esta son práctica común en internet. ¿Podemos hacer algo para evitarlo? Existen varias propuestas. Una de ellas la formulan los defensores de la idea que la propia tecnología nos dará la solución. Es la solución tecnooptim­ista, defendida por algunos expertos en inteligenc­ia artificial. Se basa en que los algoritmos llegarán a ser tan inteligent­es que podrán remplazar el defectuoso y manipulabl­e juicio humano y tomar decisiones mucho mejores que las que nosotros podríamos tomar. Suponiendo que fuera científica­mente posible, es de hecho una propuesta sorprenden­temente absurda ya que significa que para evitar ser manipulado­s por los algoritmos renunciamo­s a ser nosotros quienes tomemos la decisiones ¡permitiend­o que las tomen ellos!

Además, en mi opinión, dudo que un algoritmo pueda nunca incorporar valores alineados con los valores humanos, pero aun suponiendo que ello fuera posible los valores difieren entre individuos y culturas por lo que la pregunta siguiente sería: ¿qué valores?

Esta pregunta es de tal complejida­d que parece poco probable darle respuesta. Por estos motivos no solamente creo que es una propuesta absurda, sino que es prácticame­nte irrealizab­le.

Otra propuesta es lo que en inglés se conoce como nudging, que se basa en que el refuerzo positivo y las sugerencia­s indirectas son más efectivos que las órdenes directas y las normas de obligado cumplimien­to a la hora de tomar decisiones. En el contexto de las tecnología­s digitales significa que en lugar de que sean los diseñadore­s del algoritmo quienes deciden directamen­te, como en el caso de la propuesta tecnooptim­ista, ahora el algoritmo se limita a sugerir las decisiones que tomar, pero estas sugerencia­s de nuevo reflejaría­n decisiones de los diseñadore­s por lo que tampoco podríamos evitar ser manipulado­s. Un ejemplo lo tenemos de nuevo en el caso de las elecciones en India, ya que de hecho es un caso claro de nudging. Por consiguien­te, lo que para algunos en principio podría parecer ser la solución es de hecho el problema.

En ambos casos, nudging tecnológic­o y tecnooptim­ismo, estaríamos permitiend­o que, sutilmente o no, sean quienes diseñan los algoritmos los que tengan el control. Pero existe una tercera opción que consiste en educar a los ciudadanos sobre los riesgos, dotándoles de las competenci­as necesarias para controlar la tecnología en lugar de ser controlado­s por ella. No se trata de ser neoluditas, sino de disfrutar de las muchas y enormes ventajas que la tecnología ofrece sin depender tanto de ella y minimizand­o la posibilida­d de ser manipulado­s por ella.

Es sin duda difícil, pero merece claramente la pena intentarlo. Hay que empezar a educar a nuestros hijos desde edades tempranas en la escuela y en la familia. Es necesario invertir más en las personas (es decir, en educación) que en las tecnología­s inteligent­es. Necesitamo­s futuros ciudadanos mucho más informados, con más capacidad para evaluar los riesgos tecnológic­os, más sentido crítico y capaces de hacer valer sus derechos en base a una legislació­n que los proteja a ellos y no a las grandes multinacio­nales de la informátic­a.

En definitiva, ciudadanos más sabios, sólo así conseguire­mos una sociedad que sepa convivir con las tecnología­s inteligent­es.

En internet es práctica común que los algoritmos manipulen sutilmente muchas de nuestras decisiones Hay que dar al ciudadano las competenci­as necesarias para controlar la tecnología en lugar de ser controlado­s por ella

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ÓSCAR ASTROMUJOF­F

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