Un muerto y un detenido por un doble ataque con morteros en Estambul
La ola de atentados que sufre Turquía está poniendo a diario a prueba la profesionalidad y los nervios de los cuerpos de seguridad. Ayer, una operación doble para neutralizar a dos atacantes de la sede del partido en el Gobierno –el de la Justicia y Desarrollo, AKP– en Sütlüce, un barrio en la parte europea de Estambul, y la central de policía de esta ciudad se saldó con una detención y un hombre muerto por la policía después de que abriera fuego. Bilgehan Karpat, miembro del grupo terrorista PartidoFrente Revolucionario Liberación del Pueblo (DHKP-C), murió por disparos cuando se negó a entregarse. Del mismo grupo sería Serif Turunc, involucrado asimismo en ambos ataques y detenido. Karpat estaba intentando huir a Grecia en Tekirdag, una ciudad en la Tracia turca.
Las autoridades habían ofrecido 300.000 liras turcas (unos 74.400 euros) de recompensa para quien facilitara la captura de Karpat después de que la sede del AKP y la central de policía en Estambul fueran atacadas con fuego de mortero el pasado viernes, el día en el que se esperaba que el Parlamento aprobara la reforma constitucional, lo que finalmente hizo el sábado de madrugada.
La sangría derivada de la cruenta ola de atentados está cebándose especialmente en los miembros de los cuerpos de seguridad. Buen reflejo de ello es, por ejemplo, que el hermano mayor de Burak Yildiz, el policía asesinado en el club nocturno Reina de Estambul el 1 de enero (39 muertos y 71 heridos a manos de un miembro del Estado Islámico), se tomara su venganza al participar en la operación para detener al homicida. O que el encargado de seguridad Fatih Cakmak, que también murió en el Reina, había sobrevivido en diciembre al atentado del estadio del Besiktas, en el centro de Estambul, con 45 muertos, en su gran mayoría jóvenes policías.
El segundo atentado fue reivindicado por los Halcones por la Libertad del Kurdistán (TAK), un oscuro grupo ligado a la organización armada Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Las autoridades en Ankara están convencidas de que detrás de las carnicerías y la desestabilización social y política que provocan estas organizaciones terroristas –DHKP-C, el Estado Islámico, los TAK y el PKK– se encuentra el mismo patrón, que obedece a una “mente superior”. A saber, serían obras de ingeniería social producto de al menos un servicio de inteligencia.