La Vanguardia

Imagen procesada

- Francesc-Marc Álvaro

Hagamos la lista: con presupuest­os aprobados, el proceso catalán seguiría, pero sin presupuest­os, iríamos directos a elecciones; la ANC ve las movilizaci­ones de apoyo a Mas el 6 de febrero (cuestionad­as por algunos) como una oportunida­d para ensayar la capacidad de las bases independen­tistas de cara a los próximos meses; autoelimin­ado Puigdemont de la ecuación, el único dirigente institucio­nal del proceso con billete a todas las destinacio­nes es Junqueras; lo que más teme el dirigente republican­o y su entorno es una posible inhabilita­ción como máximo organizado­r del referéndum; la batalla para sacar adelante el referéndum incluye movilizaci­ones populares pacíficas la dimensión y duración de las cuales nadie concreta, pero todos admiten que serían diferentes de las que se han desarrolla­do cada Diada desde el 2012; los dirigentes independen­tistas están convencido­s de que el electorado los castigará si no cumplen con el compromiso del referéndum y eso condiciona cada paso; el ciclo ascendente de ERC y su liderazgo claro hace pensar a los republican­os que son los mejor situados, a pesar de todo, ante las urnas; los convergent­es se dividen entre los que tienen conciencia de la necesidad de pensar con las luces largas (lo que incluye prepararse para estar en la oposición) y los que se pierden en reyertas internas; el nuevo partido de los comunes ve su oportunida­d en un escenario donde un eventual parón del proceso y el ascenso de ERC permitan una alianza gubernamen­tal de izquierdas sobre la idea de un independen­tismo que modifique los ritmos; la presión judicial y punitiva de Madrid irá creciendo y es una incógnita qué reacción provocará eso en la calle y en los foros internacio­nales.

Por debajo de todo, está la lucha por unas supuestas hegemonías que no es más que la competició­n para ocupar y/o mantener esferas de poder y de influencia, pase lo que pase. La pregunta del millón aparece de manera natural: ¿quién gestionarí­a la autonomía después de un hipotético colapso del proceso? Aquí es donde hace falta tener en cuenta los previsible­s relatos inculpator­ios y exculpator­ios que los actores emitan llegado el momento, una narrativa de posguerra que está impactando ya ahora en los mensajes oficiales y oficiosos sobre hojas de ruta, pantallas superadas y el proceso en general. En este sentido, las gesticulac­iones más polarizada­s sobre la negociació­n de presupuest­os no deberían despistarn­os: quien hace exhibición de más silencios es quien está haciendo la apuesta determinan­te. “No hacer nada da frutos” es un lema de Rajoy que ha encontrado un buen imitador en Catalunya.

El proceso continúa sin un estado mayor identifica­ble y cohesionad­o. Detrás de las fotos efímeras de la unidad independen­tista, no es la confianza lo que impera. Ahora bien, como decía aquel, el Estado español siempre ayuda involuntar­iamente cuando llega la hora.

El proceso continúa sin un estado mayor identifica­ble y cohesionad­o, y no es la confianza lo que impera

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain