La vuelta a la tortilla
Colau ha arrancado el año con dos importantes pactos y hoy superará la moción de confianza y el presupuesto
Ada Colau ha empezado el año con buen pie. Le ha dado la vuelta a la tortilla después de un final de año horribilis en el que se rompieron bastantes huevos (con permiso de la fiscalía) en las consecutivas derrotas que impidieron aprobar asuntos de calado como el plan de gobierno, las ordenanzas fiscales o el presupuesto. Este último escollo provocó la moción de confianza que superará sin problemas hoy mismo, cuando se cumple un mes de su presentación. Durante estas cuatro semanas no se ha presentado una alternativa de gobierno a BComú y, por tanto, Colau quedará ratificada, y el presupuesto municipal, que no obtuvo la mayoría necesaria, se aprobará automáticamente. Técnicamente todo ello será efectivo este miércoles cuando se publique en el diario oficial de la provincia.
Pero esta no es la única cuestión positiva para la alcaldesa. El arranque del año está siendo satisfactorio porque se observan signos de desbloqueo en la política municipal. Los acuerdos del Ayuntamiento con la Generalitat para ampliar la tarjeta juvenil de transporte, para financiar el metro a la Zona Franca y para cerrar la cárcel Modelo, entre otros, han facilitado implícitamente que ERC haya decidido apoyar in extremis el nuevo plan de alojamientos turísticos (Peuat) que pone fin a la moratoria hotelera decretada al principio del mandato. El gobierno municipal puede respirar tranquilo porque con la aprobación del plan turístico evita el caos que hubiera supuesto finalizar la moratoria sin una alternativa.
Por si este triunfo fuera poco, BComú también logró pactar la semana pasada el plan de la vivienda 2016-2025 con sus denostados rivales posconvergentes. Además, el grupo del exalcalde Xavier Trias ha conseguido que los comunes vayan más lejos de lo que se proponían en un tema estrella de su ideario como es la vivienda.
¿Tendrá continuidad este aparente buen rollo que se ha instalado en el Consistorio después de Navidad? Nadie lo sabe, pero es una buena noticia que la ciudad salga del bloqueo político que sufría. Es cierto que en los últimos días hemos observado algunas actitudes novedosas en el ambiente de constante confrontación que se vivía en el Ayuntamiento. Quizás el gesto más relevante lo protagonizó la teniente de alcalde Janet Sanz durante los últimos coletazos de la negociación del plan de alojamientos turísticos. Sanz se apresuró a repetir públicamente que el famoso Peuat había dejado de ser un proyecto del gobierno (como sí lo fue el decreto de la moratoria) para pasar a ser un plan de todos gracias a las aportaciones del resto de los grupos.
Alguien puede pensar que la nueva orientación del discurso político ha sido flor de un día debido a la necesidad imperiosa de alcanzar el acuerdo turístico. Aunque sería mejor que respondiera a una estrategia de cesión de protagonismo político, sabiendo que el principal mérito siempre se lo llevará la alcaldesa.