Transferir más ciencia, el reto de Barcelona
BARCELONA
La creación, hace quince años, de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (Icrea) supuso un salto cualitativo para la investigación biomédica catalana. La apuesta era atraer el mejor talento internacional para generar conocimiento y tener paciencia. La estrategia ha funcionado y ahora vemos los frutos: entre el 2007 y el 2015 Catalunya obtuvo más becas europeas que el conjunto del resto de España. Así lo ha reconocido Nature, la revista científica más importante del mundo, en su suplemento especial Spotlight on Catalonia: staying a steady course through the storm. Universidades, centros de investigación, hospitales, centros médicos, compañías biotecnológicas y farmacéuticas de Barcelona y alrededores congregan la mayoría de esta producción científica.
NUEVA YORK Y BOSTON
Estas dos ciudades concentran universidades, centros de investigación y hospitales punteros, pero también excelentes oficinas de transferencia de tecnología (OTT) que patentan y comercializan descubrimientos científicos para transformarlos en nuevos productos. Cada año, las OTT devuelven 400 y 200 millones de euros a Nueva York y Boston. Destacan Columbia University y Memorial Sloan Kettering Cancer Center, donde las OTT devuelven 100 millones a la institución y crean docenas de nuevas compañías cada año. Imaginamos una Barcelona donde la investigación que se produce se transfiera a ese nivel. ¿Cómo mejoraría la calidad de nuestra investigación si dispusiéramos de centenares de millones adicionales? ¿Cómo se transformaría Barcelona con tantas startups médicas y puestos de trabajo bien pagados?
‘TO DO’...
Hace años que Barcelona practica la transferencia de tecnología, pero las OTT todavía tienen poco personal, presupuesto limitado y escaso apoyo institucional. ¡Y bastante que se consigue con los medios destinados! Barcelona tiene que liderar y apostar fuerte por la transferencia y comercialización de la ciencia que produce. El modelo que seguir es el de Icrea: dotar las OTT de más recursos, atraer a los mejores profesionales en transferencia de tecnología (nacionales o internacionales) y poner un horizonte a largo plazo. El reto para la próxima década es ser la Barcelona que transforma ideas en productos que mejorarán la salud de los ciudadanos. Esta nueva ciudad también devolverá dinero a la investigación, generará más actividad económica e incrementará la atracción de científicos de renombre. Todo un círculo virtuoso.
ENTRE EL 2007 Y EL 2015 CATALUNYA HA OBTENIDO MÁS BECAS EUROPEAS LAS OFICINAS DE TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA DEVUELVEN CADA AÑO 600 MILLONES LA CIUDAD DEBE TRANSFORMAR LAS IDEAS EN PRODUCTOS QUE MEJOREN LA SALUD