“Mi compromiso es con la profesión y con el cine cubano”
Jorge Perugorría, actor protagonista de la serie ‘Cuatro estaciones en La Habana’
Jorge Perugorría (La Habana, 1965) va a estar de actualidad en España durante los próximos días por partida doble. Este domingo Movistar Series Xtra estrenará la serie
Cuatro estaciones en La Habana,
adaptación de las novelas de Leonardo Padura, donde da vida al protagonista, el policía Mario Conde. Y a mediados de febrero se estrena en
las salas de cine Fátima o el parque de la fraternidad, la primera película que llega a España en su faceta de director. Han pasado 24 años de
Fresa y chocolate, el filme que le abrió las puertas internacionalmente. El actor conversa telefónicamente con La Vanguardia para hablar de presente, pasado y futuro.
¿Quién es Mario Conde, el protagonista de Cuatro estaciones en
La Habana? Es un personaje dibujado de una manera clásica dentro de la novela negra. Un antihéroe cuya vida es caótica y que finalmente es un perdedor, algo que le humaniza y le hace más creíble.
¿La serie refleja la Cuba de los ochenta y los noventa?
Sí y con mucha verdad, porque los personajes están muy bien escritos por Padura, que se ha convertido en el gran cronista de la Cuba de los últimos treinta años. El género es un pretexto para retratar la sociedad cubana. Está en las novelas y en la serie.
Y en febrero nos llegará Fátima o el parque de la fraternidad,
su primera película como director que llega a España. Sí. Se basa en un cuento del escritor Miguel Barnet protagonizado por un travesti que se traslada a La Habana para sobrevivir. Me fascinó el personaje de Manolito, que me recordó al Diego de Fresa y chocolate por su humor y su gracia, con la diferencia de que Manolito, pese a los problemas que sufre, decide quedarse en Cuba y defiende su derecho a no moverse de aquí. No como Diego, que aunque él no se va, terminan botándolo. Me gusta el espíritu de esas personas a quienes la vida las tira al suelo, pero no se rinden y se levantan. Quise contar esta historia porque de alguna manera entroncaba mi faceta de director con la película que me dio a conocer.
Está hablando de Fresa y chocolate. Fue muy transgresora y atrevida para su época, ¿no? Sí, porque era un canto a la tolerancia, el respeto, la diferencia y desde todos los puntos de vista: el político, el social, el de la comunidad homosexual... Eran unos temas que habían sido tabú durante muchos años en el cine cubano, y cuando se estrenó la película estábamos con una crisis tremenda, no sólo económica sino también de valores, porque se había derrumbado el mundo socialista. La gente estaba desorientada, y que una película como esta estremeciera los cimientos de la sociedad fue importante porque hizo pensar y reflexionar. Yo creo que influyó mucho en los cambios que se estaban produciendo en Cuba en ese momento.
El filme se estrenó en 1993. ¿Se imaginaba usted que tendría una carrera tan fructífera? Realmente ha sido una sorpresa para mí. Aún no he salido de mi asombro. Mi aspiración, como cualquier actor, era poder trabajar en el teatro y rodar algún día con los grandes directores cubanos. Pero tras esa película se me abrieron las puertas de cinematografías que ni se me habían pasado por la cabeza, aunque siempre me mantuve vinculado al cine cubano, que seguía siendo para mí una prioridad y un compromiso. Y lo he mantenido hasta hoy.
¿Nunca se planteó vivir fuera de Cuba?
Yo logré en Cuba lo que mucha gente sale a buscar fuera, que es poder vivir de mi trabajo. No tenía ningún sentido ir a ninguna parte si viviendo en Cuba podía trabajar aquí y en TRAS ‘FRESA Y CHOCOLATE’ “Yo logré en Cuba lo que mucha gente sale a buscar fuera: poder vivir de mi trabajo” Europa, Estados Unidos o Latinoamérica. Además, quería seguir haciendo cine cubano porque me gustaba y porque sabía de su importancia para mi país y para mi gente. Tampoco ha sido algo que planifiqué, simplemente lo he vivido de esa manera. Me siento privilegiado como cubano y como ser humano porque vivir del cine es un privilegio en cualquier parte del mundo.
Usted es uno de los actores cubanos más conocidos mundialmente. ¿Le crea responsabilidad? No. La responsabilidad que tengo con la profesión es la misma que cuando no me conocía nadie. Mi compromiso es con la profesión, con la pasión que despierta en uno las ganas de contar historias y de hacer no sólo los proyectos de uno sino también colaborar con los de otros.
¿De qué película se siente usted más satisfecho?
De muchas. Pero yo no las cuento como películas sino como experiencias que he tenido con grandes maestros como Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabio (los directores de Fresa y chocolate) y Humberto Sola en Cuba, Bigas Luna y Manuel Gutiérrez Aragón en España, Miguel Littín en Chile, Jorge Alí en Colombia o Ruy Guerra en Brasil.
Tras la muerte reciente de Fidel Castro, ¿habrá muchos cambios en Cuba? El futuro de Cuba está relacionado con los cambios que ya están ocurriendo desde hace unos diez años, cuando Fidel dejó de estar al frente del país. Y esos cambios van a continuar. Yo soy de los que piensan que Cuba necesita seguir en este camino de la reinvención para avanzar.
El año pasado hubo un acercamiento entre Estados Unidos y Cuba. ¿Preocupa la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? A los cubanos les da un poco igual porque Cuba siempre ha sobrevivido esté quien esté en la Casa Blanca, sea republicano o demócrata. Eso no es lo determinante, sino lo que comenzó Obama y lo que debe continuar, que es cambiar esa política de aislamiento y conflicto por parte de Estados Unidos hacia Cuba por una política de colaboración como dos países normales, como lo está haciendo Europa ahora mismo y lo intentaba hacer Obama. Toda esa apertura nos beneficia a todos.