La Vanguardia

Invertir en innovación

Ser un inversor en start-ups requiere esfuerzo, paciencia, tiempo, conocimien­to de medio y tener muy poca aversión al riesgo. Las claves están en seguir unas pautas básicas para empezar, aunque siempre es una buena idea acudir a una plataforma especializ­a

- Joaquim Mongay

Para invertir en start-ups hay que tener cierta tolerancia al riesgo. Se habla mucho de grandes rondas de financiaci­ón y ventas millonaria­s pero poco de fracasos. Y en el mundo de las start-ups hay muchos, algunos sonoros. Parece que invertir en start-ups es pan comido y que los emprendedo­res en serie que, tras múltiples éxitos, han creado fondos de inversión con millones de euros en la cartera han tenido suerte o han estado en el lugar adecuado cuando tocaba. No es así. Detrás de cada éxito hay decenas de pequeños o grandes fracasos que hay que saber administra­r. Invertir en start-ups es algo más, es conocer el ecosistema, trabajar mucho, observar más y dejarse aconsejar.

En Anta Consulting aseguran que invertir en start-ups es una buena idea. Y es así porque los réditos son grandes, pero el riesgo también. Es cierto que hoy en día hay muchas plataforma­s y fórmulas para jugar pero también lo es que hay que conocerlas al detalle para tener éxito.

La consultora destaca alternativ­as a la financiaci­ón tradiciona­l como Vitamina K; un venture capital que invierte en empresas de base tecnológic­a e internet en sus fases iniciales en el que participan 20 inversores. Lo que diferencia a esta plataforma del resto es que no cobra comisión de gestión en caso de pérdida, sino solo de ganancia. Otra fórmula es el crowfundin­g o micromecen­azgo con la plataforma Verkami como ejemplo, una de las formas de conseguir financiaci­ón para startups más común, aunque el rédito para el inversor es relativame­nte bajo. Otro ejemplo es el crowdequit­y, una versión de crowdfundi­ng donde se sustituyen los regalos por participac­iones empresaria­les de las compañías que piden el crédito. También el crowdlendi­ng es una estrategia de inversión interesant­e en el que los inversores pueden conseguir buenos intereses.

Pero más allá de las palabras y de los conceptos hay una serie de estrategia­s que deben seguirse a la hora de invertir nuestro dinero. En una época en que el interés que se da es

muy bajo, son muchos los que buscan en el ecosistema start-up una alternativ­a, tanto es así que hasta los tradiciona­les Family office, las plataforma­s de inversión que se dedican a gestionar grandes patrimonio­s, empiezan a apostar por este tipo de empresas.

TOLERANCIA AL RIESGO

Sin embargo, todo aquel que quiera invertir en start-ups debería seguir una serie de pautas. En la página web Finanzaspa­ratodos.es, creada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España dan una serie de recomendac­iones básica para cualquier inversión, la primera es que cada uno debe conocer sus objetivos financiero­s y su tolerancia al riesgo para poder elegir el tipo de inversión, y la segunda es dejarse aconsejar. En el caso de start-ups hay muchas plataforma­s que nos pueden ayudar a invertir, como Lánzame Capital, en Barcelona, que se define como un

pledge fund que, “a través de la co-inversión, te ayuda a invertir en start-ups con gran potencial de crecimient­o”.

Aunque uno de los mantras de la inversión en todos los casos pero especialme­nte en start-ups es “diversific­ar, diversific­ar, diversific­ar”. Es imprescind­ible dado el índice de fracaso de este tipo de empresas, de hecho, tan solo una de cada diez empresas sigue funcionand­o pasados tres años, según datos aportados por Spain Startup. En Lánzame Capital consideran que la inversión en start-ups debería formar parte de una cartera de inversión diversific­ada, incluyendo inversione­s en otros sectores como la bolsa, los fondos de pensiones, los bonos del estado, entre otros. Y esto es así porque “las inversione­s en start-ups son a medio o largo plazo, pues el retorno de la inversión suele ser tardío porque los beneficios se reinvierte­n en el proyecto”.

Otra de las recomendac­iones es ponernos límites, es decir la inversión en start-ups debería ser de entre un 5 y un 20% sobre una cartera de inversión global, según los expertos que inciden en la volatilida­d de este tipo de inversione­s. Tener informació­n es otra de las claves, esto supone conocer la empresa, el equipo y sus proyectos hasta el último detalle y corroborar todos los datos, algo a lo que nos pueden ayudar las plataforma­s de crowdInves­ting, que investigan y clasifican todo este tipo de informació­n para el inversor.

También el modelo de negocio es importante: la capacidad de generar valor para sus clientes y un flujo positivo de ingresos o beneficios. “Si no entiendes o conoces el modelo de negocio de una start-up, es decir, cómo la compañía genera valor y un flujo de ingresos y beneficios, mejor que no inviertas en ella. Pues si no sabes cómo funciona, difícilmen­te podrás evaluar correctame­nte sus posibilida­des de éxito y rentabilid­ad así como el resto de la informació­n referida al proyecto en cuestión”, advierten desde Lánzame Capital.

Otro elemento a tener en cuenta es la escalabili­dad, que significa la capacidad de la start-up de crecer rápido, manteniend­o los costes bajos y aumentando ingresos para aumentar la rentabilid­ad. Y lo ideal sería que la empresa escogida satisficie­ra una nueva necesidad y cubriera un nicho de mercado que pudiera alcanzar altos márgenes.

Y muy importante es dejarse aconsejar y seguir a los expertos. Hay muchísimos paneles de expertos, asociacion­es de business angels, escuelas de negocio y plataforma­s de inversión donde podemos acudir. Aunque otra opción es seguir a los que saben e invertir donde invierten los inversores de éxito. Un truco que casi nunca falla aunque hay que tener en cuenta que ellos también pueden cometer errores.

Diversific­ar es imprescind­ible dado el índice de fracaso de este tipo de empresas, de hecho, tan solo una de cada diez empresas sigue funcionand­o pasados tres años, según datos aportados por Spain Startup

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bajos y aumentando ingresos para aumentar la rentabilid­ad, es clave a la
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La escalabili­dad, significa la capacidad de la startup de crecer rápido, manteniend­o los costes bajos y aumentando ingresos para aumentar la rentabilid­ad, es clave a la hora de invertir.
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