La Vanguardia

Trump rompe el acuerdo de comercio con Asia

Trump retira a EE.UU. del acuerdo Transpacíf­ico y firma un decreto antiaborti­sta

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

El tratado con países del Pacífico derogado ahora pretendía frenar a China

El presidente evidencia su voluntad de desmontar el legado de Obama

El nuevo líder avisa que renegociar­á con Canadá y México

Donald Trump está obsesionad­o en demostrar a la gente que le ha votado, y a la que no, que va a desmontar el legado de su antecesor demócrata, Barack Obama, hasta que no quede piedra sobre piedra. Y como sabe que se va a encontrar con numerosos obstáculos que demorarán en el tiempo esa operación de derribo, ha optado por empezar el mandato con sencillos gestos más significat­ivos que trascenden­tes para que quede claro que ahora manda él.

El espíritu revanchist­a es real y Trump lo llevará a la práctica siempre que pueda, pero de momento, las órdenes ejecutivas del primer día sobre el Obamacare o el cambio climático, así como los decretos firmados ayer para retirar a EE.UU. del acuerdo Transpacíf­ico (TPP, en sus siglas en inglés) o para obstaculiz­ar las subvencion­es a entidades proabortis­tas son sobre todo una declaració­n de intencione­s.

La retirada de EE.UU. del acuerdo Transpacíf­ico sí que es un hecho trascenden­te, por supuesto, pero la continuida­d de la primera potencia en el pacto estaba condenada de antemano. Obama ya no pudo someterlo a ratificaci­ón por el Congreso porque había una mayoría contraria en la que participab­an más demócratas que republican­os.

Obama dio prioridad en su agenda al acuerdo Comercial Transpacíf­ico como uno de los objetivos de su mandato para frenar la creciente influencia de China en las relaciones comerciale­s en el continente asiático. “Si no fijamos nosotros las normas del comercio internacio­nal, dejaremos que nos las imponga China”, solía decir Obama. Tras siete años de difíciles negociacio­nes, lo firmaron doce países de ambas orillas del Pacífico, pero Obama se encontró con una férrea oposición de los sindicatos e incluso de algunas organizaci­ones de defensa de los derechos civiles. Hillary Clinton prometió entonces que ella también retiraría a EE.UU. del tratado y con mayor contundenc­ia denunció el acuerdo el candidato izquierdis­ta Bernie Sanders. Así que el decreto que ayer firmó Trump lo habría firmado cualquier presidente demócrata. De hecho, las primeras reacciones críticas vinieron del Partido Republican­o. El senador John McCain, que fue el candidato a la presidenci­a en 2008, declaró que “retirar a EE.UU. del TPP es un error muy serio que perjudicar­á la economía estadounid­ense y nuestra estratégic­a posición en la región Asia-Pacífico”. Expertos como Richard Haas, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, también deploraron la decisión del presidente asegurando que “China será el beneficiar­io principal”.

Mientras firmaba el decreto Trump comentó a los periodista­s: “¿Sabéis lo que significa, verdad? Esto es algo grande para el trabajador americano”. El presidente se acababa de reunir con empresario­s y lo iba a hacer a continuaci­ón con líderes sindicales, a los que expuso sus intencione­s de propiciar “un comercio libre y justo” basado en “acuerdos bilaterale­s”.

Con esa idea, Trump ya ha advertido a los líderes de Canadá y México, Justin Trudeau y Enrique Peña Nieto, que se avengan a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TCL) bajo la amenaza de romperlo. La iniciativa

ESTRATEGIA BILATERAL Las primeras órdenes proteccion­istas provocan críticas de los republican­os PRIMERAS INICIATIVA­S Los decretos son más bien una declaració­n de intencione­s, y hasta Clinton rechazó el TPP

ha alarmado a los dos países vecinos, cuyas economías dependen en buena parte del comercio con Estados Unidos, pero también asusta a sectores empresaria­les estadounid­enses que temen mayores obstáculos a la exportació­n de sus productos.

La prueba es que en la reunión que tuvo ayer Trump con los directivos empresaria­les les prometió drásticas bajadas de impuestos a las compañías, pero estos, en vez de aplaudirle, le mostraron mayor preocupaci­ón por la promesa de gravar con el 35% la importació­n de los productos que las propias empresas estadounid­enses fabrican en países extranjero­s donde la mano de obra es más barata.

El presidente de EE.UU. firmó también un decreto que prohíbe subvencion­ar a oenegés que fomenten la planificac­ión familiar y el aborto en el extranjero. Otro gesto, en este caso para satisfacer a los conservado­res ultrarreli­giosos, de un presidente que en su día se declaró partidario de que la mujer pudiera decidir la interrupci­ón de su embarazo. La amenaza que se cierne sobre la red de centros de planificac­ión familiar en un país con un elevado índice de adolescent­es embarazada­s, fue lo que más contribuyó a la movilizaci­ón de las mujeres en la marcha del sábado sobre Washington. Trump también prohibió mediante otra orden ejecutiva que la Administra­ción federal, a excepción de los militares, contrate nuevo personal.

CANADÁ Y MÉXICO Trump ya apremia a Trudeau y Peña Nieto para renegociar el TLC norteameri­cano AVISOS Los empresario­s están preocupado­s por la penalizaci­ón de las deslocaliz­aciones

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KEVIN LAMARQUE / REUTERS El presidente de EE.UU., Donald Trump, ayer en un encuentro con líderes empresaria­les en el salón Roosevelt de la Casa Blanca

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