Gobierno y rebeldes sirios se niegan a negociar cara a cara en Astaná
Las conversaciones de paz siguen adelante con los mediadores de Rusia y Turquía
La apuesta de Rusia y Turquía de celebrar conversaciones de paz en Astaná, capital de la ex república soviética de Kazajistán, no solucionará por sí sola el conflicto de Siria. Pero sí es un paso más en el camino hacia la paz. El enviado de la ONU, el diplomático italosueco Staffan de Mistura, apuntó que “queda mucho trabajo por delante”, pero señaló también que este encuentro puede ser fundamental para que los próximos, previstos en Ginebra, tengan éxito
“Esperemos que Astaná consolide el cese de las hostilidades para que después utilicemos Ginebra para una reanudación real de las conversaciones sirias orientadas a solucionar los principales problemas de este conflicto”, señaló en un alto de las consultas, que se iniciaron ayer y concluirán hoy en la capital kazaja. El ministro de Exteriores de Kazajistán, Kairat Abdrajmánov, aseguró que estas conversaciones quieren complementar y no sustituir al proceso en la ONU.
Tras el estancamiento de los contactos de Ginebra, hace un año, el de Astaná es el primero que reúne a representantes de la oposición siria armada (14 grupos) y delegados del Gobierno de Damasco. Rusia, convertido en un importante actor en el país, ha sido la principal impulsora de estas conversaciones, acompañada de los otros dos patrocinadores, Turquía e Irán. Como una concesión a Ankara, los kurdos del Partido de la Unión Democrática (PYD) no están en Astaná.
El encuentro comenzó con una sesión plenaria, en la que los enemigos sirios se sentaron juntos en una enorme mesa redonda de un hotel de Astaná. Pero luego la delegación rebelde declaró su intención de no negociar cara a cara con los representantes del líder sirio, Bashar el Asad. “No habrá negociaciones directas”, dijo un miembro de la delegación opositora, Osama Abu Zaid. Los contactos siguieron, por tanto, a través de los mediadores internacionales. Abu Zaid se refirió especialmente a Rusia, principal aliado del régimen de El Asad; y Turquía, que en esta guerra que dura ya seis años se ha puesto del lado de la oposición.
Las conversaciones se producen después del acuerdo de alto el fuego del 30 de diciembre, que apadrinaron Moscú y Ankara. La diplomacia rusa ha encontrado en Turquía un aliado para alcanzar acuerdos en Siria después de que los esfuerzos conjuntos con Estados Unidos terminaran fracasando en septiembre.
En la sesión plenaria, De Mistura “Queda mucho trabajo por delante”, admite el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura pidió al Gobierno y a la oposición sirias que encontrasen un mecanismo para vigilar y extender el alto el fuego. “No lo hemos tenido antes, y por eso hemos fracasado con frecuencia”, aseguró.
“Instamos a los países garantes del armisticio a que controlen a quienes lo están infringiendo”, decía a la agencia rusa Spútnik Isam Rais, representante del grupo Frente Sur, integrado en el Ejército Libre Sirio. Según varias fuentes, la delegación rusa, encabezada por Alexánder Lavréntiev, estaba elaborando un borrador de resolución en el que se hará una propuesta a este respecto.
El acuerdo de alto el fuego incluye a siete grupos de oposición, que cuentan con 62.000 combatientes, y al Gobierno de Damasco. El objetivo es incluir a más grupos. Quedan excluidos el Estado Islámico y la rama local de Al Qaeda, considerados grupos terroristas por la ONU.
De Mistura confirmó que la ONU reanudará los esfuerzos para encontrar la paz en Siria el 8 de febrero, en Ginebra. En esa ciudad suiza, se abordará la futura gobernabilidad de Siria, la celebración de elecciones libres y la redacción de una nueva Constitución, según ha fijado el Consejo de Seguridad de la ONU en varias resoluciones. Según las Naciones Unidas, la guerra civil siria ha causado más de 300.000 muertos.