La Vanguardia

De la sonrisa a la osadía

Heredero de su alegría, Neymar iguala los goles del Gaúcho y le supera en títulos

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

El Camp Nou se dio cuenta de lo que realmente tenía entre manos el 3 de septiembre del 2003. Aquella madrugada descubrió que el crack que había fichado el Barcelona era un mediático y un fuera de serie. El continente tenía mucho contenido. Ronaldinho, que marcó un obús a Notario, después de regatear a dos defensas del Sevilla, era un terremoto y sería la fuerza motriz que iba a levantar al Barcelona de la depresión de caballo en que se sumió en la era Gaspart a golpe de sonrisas y saludos surferos. Aquel fue el primero de los 94 goles del Gaúcho con la camiseta blaugrana. Una tarjeta de presentaci­ón de todo lo que vendría después.

La primera diana de Neymar, que en Eibar igualó los 94 tantos de Ronnie, no fue tan bonita. Pero en cierto modo también adelantó pinceladas ya que el gol –de cabeza, a centro de Alves, en el Calderón– valió un título, la Supercopa de 2013. Neymar es un ganador, un futbolista de partidos grandes, retador, valiente y osado.

El aprendiz ha igualado al maestro del jogo bonito con 47 partidos menos y una temporada menos con el Barcelona. Ney lo ha conseguido a los 24 años, mientras que el de Porto Alegre apenas llegaba al Camp Nou con 23 y se fue a los 29 al Milan, víctima de la autocompla­cencia y de esconderse en el gimnasio, después de tocar el cielo en París.

Ambos juegan como viven, divirtiénd­ose. Pero mientras Ronnie contagiaba su alegría, Neymar es un artista que desespera a rivales y aficiones. Aquel Barça debió durar más que dos Ligas y una Champions, pero Ronaldinho no se cuidó y se apagó, en lo que ahora es el mejor consejo para el joven paulista, que ya ha ganado los mismos títulos más dos Copas y un Mundial de clubs.

Si el primer gol del Gaúcho fue sintomátic­o también lo fue el último: una chilena acrobática en el Calderón. De nuevo, espectacul­ar. Pero esta vez inútil. Porque no valió para nada. El Barça perdió (4-2) y acabó su ciclo y el de Rijkaard. Entre medio marcó 20 faltas y 26 penaltis. En cambio, Neymar no sacrifica la práctica por la estética, pese a que su gol al Villarreal, con sombrero, reverso y volea, se emparenta con el de Ronaldinho en El Sadar. Mientras a uno se le recuerda por la belleza de sus obras (baile frente a Carvalho en Stamford Bridge o recorte a Nesta y zambombazo), el otro prefiere dejar su huella en los triunfos, como en Berlín o en las finales al Athletic y al Sevilla.

Además de Rosell que los convenció, Leo Messi es su nexo de unión en el relato barcelonis­ta. Ronnie apadrinó al argentino –incluso le dio la asistencia de su primer gol– y el actual diez, número que heredó de su mentor, acogió primero a Neymar y después a Luis Suárez para formar el tridente. Si Ronaldinho fue el quinto Balón de Oro del Barça, los mismos que ahora tiene Messi, Neymar debería ser el siguiente blaugrana, después de Leo, en ser proclamado mejor del mundo.

Entre los brasileños del club, a Ney le quedan por delante Evaristo (105 goles) y Rivaldo, con 130. Pero hay algo en lo que Ronaldinho aún está por encima. El Gaúcho le marcó 4 goles al Madrid, uno más que Neymar, que todavía no ha salido ovacionado del Bernabeu. Osadía no le falta.

TARJETA DE PRESENTACI­ÓN Y OCASO El primer gol de Ronaldinho fue un terremoto que levantó al club y el último fue una chilena estéril

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