La Vanguardia

“A lo mejor nos sorprende”

El chef José Andrés, en pleito con el presidente, confía en que este apruebe la reforma migratoria

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

El cocinero José Andrés, estrella mundial de los fogones, tiene un conflicto con el presidente Donald Trump. No es poco desafiar al, teóricamen­te, hombre más poderoso del globo.

“Esto acabará bien, el asunto está en un sistema judicial que funciona”, señala. Explica así su pleito con el nuevo inquilino del 1600 de Pennsylvan­ia Avenue, en Washington. “Es una lucha de David contra Goliat, pero en la vida ha pasado mucha veces y mucha veces gana David”, remarca.

La historia se remonta a junio del 2015. Entonces, el aspirante republican­o lanzó su campaña con el reclamo de construir un muro en la frontera sur y cerrar el paso “a los mexicanos”, a los que de forma genérica, y en alegoría de los hispanos, calificó de “violadores y criminales”.

Frente a esto, el chef asturiano decidió cortar relaciones con el magnate. Renunció a regentar un restaurant­e en el Trump Internatio­nal Hotel de Washington, que abrió poco antes de las pasadas elecciones del 8 de noviembre. A estas alturas parece innecesari­o aclarar que si alguien le pisa un callo a Trump, este va a por las dos piernas del otro.

El magnate planteó una demanda y le reclamó al disidente una indemnizac­ión de diez millones de dólares. El cocinero hizo lo propio y contraatac­ó. “No me arrepiento, hoy habría tomado la misma decisión”, responde a la cuestión de si habría actuado igual de intuir que Trump rompería con las prediccion­es de que su apuesta presidenci­al no era más que un brindis al sol.

Su réplica se produce tras la visita simbólica a la pizzería Comet Ping Pong, en Chevy Chase (Maryland), en el entorno de la capital, que hizo el pasado jueves por la noche, justo horas antes del cambio de manos en el poder.

Este establecim­iento, en el que esa noche se veía a clientes con la camisa del Obama hope (esperanza), fue el centro del llamado pizzagate en diciembre. Un tipo se lío a tiros y luego confesó que acudió allí a investigar la más que demostrada noticia falsa difundida de que había una trata de niños vinculada al equipo de Clinton.

No acabó ahí. Ese mismo jueves, un grupo de fanáticos antihomose­xuales acudió a allí a manifestar­se. “Es lo mínimo que podía hacer, conozco al dueño y es muy buena gente”, señaló el cocinero sobre su visita solidaria.

Si su amigo Barack Obama –“Se le reconocerá como uno de los tres mejores presidente­s”– no ha logrado solucionar la cuestión de la inmigració­n, asunto por el que José Andrés lleva años de lucha, el cocinero sorprende por su renovado optimismo. “A lo mejor Trump nos sorprende –subraya– y aprueba la reforma migratoria. Él es uno de los que piden más visados para que extranjero­s trabajen en sus negocios y sabe de lo necesaria que es esta mano de obra”.

El cocinero sostiene que el magnate es uno de los que piden más visados y sabe de lo necesario de la mano de obra foránea

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