Seis muertos al estrellarse un helicóptero en Italia
El aparato llevaba a un esquiador herido en los Abruzos
La racha de calamidades no se detiene en Italia. En la región de los Abruzos, golpeada por las nevadas, los terremotos y el alud que sepultó un hotel, se añadió ayer el accidente de un helicóptero de rescate cerca de la estación de esquí de Campo Felice, en la zona de L’Aquila. Fallecieron los seis ocupantes del aparato, que llevaba a bordo, además del piloto, dos miembros del socorro alpino, un médico, un enfermero y un esquiador herido.
La nueva desgracia causó un fuerte impacto entre el personal de la Protección Civil y otros efectivos que desde hace días trabajan sin descanso en los Abruzos para aliviar la emergencia causada por las nevadas. El médico de reanimación que iba en el helicóptero, Walter Bucci, de 57 años, era un veterano de este tipo de misiones y en los días pasados había colaborado en el operativo para tratar de salvar a las personas sepultadas en el alud que aplastó el hotel Rigopiano, no muy lejano, por aire, al lugar donde se produjo ayer el accidente. El herido era Ettore Palanca, de 50 años, maître de un hotel de lujo en Roma, que se había fracturado la tibia y el peroné. El helicóptero se estrelló en las proximidades de un lago. Al parecer cayó desde una altura de unos 600 metros. Había mucha niebla. El helicóptero podría haber chocado con un cable o haber sufrido un problema mecánico. La cabina quedó casi desintegrada. Los equipos de rescate tuvieron problemas para llegar al lugar. La voz de alarma la dio el gestor de la estación de esquí, que vio llegar el helicóptero pero después oyó un fuerte estruendo.
En el hotel Rigopiano el balance de víctimas creció, al recuperarse al menos seis nuevos cadáveres. El balance provisional es de 17 muertos y 12 desaparecidos. Se salvaron 11 personas. Estas cifras muestran que había en el hotel más gente de la que se suponía en un principio y añade un poco más de confusión si cabe a unas informaciones que, desde que sucedió el drama, siempre han dejado en el aire muchas incógnitas.
Sobre las ruinas del hotel trabajan ya las excavadoras. Se siguen introduciendo sondas y cámaras, pero las esperanzas son ya muy escasas, a casi una semana del alud, de encontrar a personas aún con vida. La dirección de bomberos rechazó en un comunicado las críticas de que el número de efectivos empleados en la operación fuera insuficiente. Participan más de 160 hombres y mujeres, por turnos, las 24 horas del día. Según los bomberos, ampliar este contingente sería contraproducente, dadas las características del lugar y el tipo de trabajo.
La fiscalía de Pescara, que investiga el caso por presunto homicidio múltiple por negligencia, estima poco relevante el hecho de que pudiera haber un retraso en el envío de socorro después del alud. Para los fiscales es más importante lo que sucedió antes de la avalancha, si se debía evacuar el hotel, así como todo lo derivado a la construcción de una estructura en un lugar que, en el pasado, había sufrido aludes.
En el hospital de Pescara sólo queda Giampaolo Matrone, que sufrió heridas en el brazo derecho y hubo de ser operado. Matrone perdió a su esposa en la avalancha. Dos niños que aún no habían sido dados de alta –más por motivos psicológicos que por su estado físico– abandonaron ayer el hospital. Al mayor de ellos, Edoardo, le dijeron que sus padres habían muerto. De él se hizo cargo un hermano mayor. Al más pequeño, Samuel, aún no le han dicho la verdad. Cree que sus padres están heridos, pero en realidad se hallan desaparecidos.
Recuperados más cadáveres de las ruinas del hotel sepultado por el alud hace una semana