Rusia, Turquía e Irán blindan en Astaná el alto el fuego en Siria
Con Estados Unidos perdiendo peso en Oriente Medio y con su nuevo presidente, Donald Trump, decidido a ser únicamente el sheriff de
América, Rusia gana puntos para convertirse en uno de los vigilantes de la región. Las conversaciones de paz para Siria que ayer concluyeron en Astaná consolidan su nuevo papel. Rusia y los otros dos socios que han patrocinado los contactos, Turquía e Irán, se han comprometido a vigilar y proteger el alto el fuego, vigente desde el 30 de diciembre.
A falta de acuerdos políticos, de los que habrá que hablar el 8 de febrero en Ginebra, las conversaciones de paz concluyeron con un acuerdo para crear una comisión trilateral que vigile y haga cumplir la tregua. Esta la acordaron el mes pasado los gobiernos de Moscú, aliado del presidente sirio, Bashar el Asad; y de Turquía, alineado con la oposición. Irán, que está al lado de Asad, respaldó el pacto. Ahora, los tres actuarán conjuntamente para supervisar el alto el fuego. “Se ha tomado la decisión de crear un mecanismo trilateral que supervisará el pleno cumplimiento del régimen de alto el fuego y la ausencia de provocaciones”, explicó Kairat Abdrajmánov, ministro de Exteriores del país anfitrión, Kazajistán.
En el pacto Rusia, Turquía e Irán subrayaron su compromiso para seguir combatiendo juntos al Estado Islámico y al Frente al Nusra, así como a proseguir los esfuerzos para separar a la oposición armada siria de los grupos terroristas.
La única pega al documento final es que ni los grupos de la oposición ni el Gobierno de Damasco lo firmaron. El representante de la oposición Osama Abu Zaid explicó que mantenían reservas porque consideran que Irán no debe ser uno de los garantes del proceso, ya que al tener tropas combatiendo es parte del conflicto.
El jefe negociador de Damasco, Bashar Yafari, se mostró satisfecho de lo conseguido. “Se ha logrado el objetivo de consolidar el alto el fuego durante un periodo concreto, mostrando el camino hacia el diálogo entre los sirios”, afirmó. Pero se negó a firmar el documento junto a sus enemigos turcos. Salvo las sesiones plenarias, de hecho, ni Gobierno ni oposición mantuvieron contactos cara a cara, sino de forma indirecta con la mediación de Rusia, Turquía o el representante de la ONU, Staffan de Mistura.
Los contactos de Ginebra reunieron al régimen de Damasco y a la oposición política. En Astaná, los esfuerzos capitaneados por la diplomacia rusa han logrado reunir a 14 grupos de la oposición armada.
Las conversaciones de Ginebra se estancaron el año pasado. Pero tras Astaná vuelven a tomar impulso, según se recoge también en la declaración final, en la que se anima a esa oposición armada a enviar representantes a la ciudad de Suiza el próximo 8 de febrero.