O innovación, o nada
La innovación ha desaparecido de las estrategias declaradas de TVC. Y este es un olvido que se pagará caro, porque, se diga lo que se diga, la cultura sólo funciona si hay investigación y voluntad de innovar. Repetir lo que hemos visto mil veces puede ser útil para cuantificar audiencias inmediatas y ganar algunas décimas puntuales, pero difícilmente crea impacto perdurable y auténtica fidelización. La cultura visual vive de la originalidad y de la excepcionalidad. Por ello resulta significativo analizar fenómenos que de vez en cuando marcan algunos elementos de renovación.
1. La gran lección positiva del Jo pregunto al presidente Puigdemont no ha sido ni el formato, ya conocido, ni la realización escenográfica, excesivamente solemne y estirada. La gran innovación ha sido la entrada de unas voces diferentes, que han removido el sentido de pertenencia del público habitual de la cadena. En lugar de considerarlo un problema, y animar a las conspiraciones, esta entrada de una retórica diversa a lo que se podía esperar significa un gran avance. Desde el punto de vista de la dramaturgia del programa, el carácter adversativo de las intervenciones es un regalo para el debate, porque es justamente esta frontalidad adversa la que permite que el personaje interpelado encuentre los mejores argumentos para rebatir o complementar el diálogo (lección shakesperiana elemental). La discordancia también significa otra cosa: que partidos, asociaciones o gremios que no se sienten cómodos con el día a día de la cadena, comprueben que TVC es todavía un espacio público inclusivo, donde pueden participar. La pluralidad de la televisión pública sólo se obtiene cuando se manifiesta el desequilibrio crítico.
2. El éxito cuantitativo del documental Tarajal, de Xavier Artigas y Xapo Ortega en su emisión en el Canal 33 proporciona también un motivo de reflexión. Como bien decía en un escrito uno de sus directores, el número de espectadores convocados supone la demostración del potencial que tiene una campaña en red basada en la excepcionalidad y en la creación de comunidad. Son instrumentos que no dependen del poder económico, sino de la voluntad de intervenir de manera decidida y original en las formas de crear la atención necesaria hacia una obra independiente, que reclama la presencia de los espectadores. La importancia de este hecho es que se ha producido en una pieza emitida en el canal 33 en un momento en que a la actual dirección de TVC parece que sólo le importe reforzar la programación de TV3. Por ello, si la cadena no cree lo suficiente en el 33, es de mucho valor que los autores y productores independientes lo hagan, y que no den por perdida la batalla de su impacto potencial.
3. Por su parte, el Icub ha incluido dentro de sus medidas de apoyo al audiovisual incrementar la dotación en BTV para animar la producción de nuevos formatos de televisión. Esta cuestión se estratégicamente decisiva: responde a la necesidad de innovar en los formatos entre los más jóvenes como una forma dinamizadora de hacer progresar el lenguaje televisivo y su producción independiente. El vacío en este campo es tan clamoroso que resulta una gran noticia saber que BTV y el Ayuntamiento de Barcelona adoptan una posición decidida y transformadora, y que BTV no piensa renunciar a incrementar el protagonismo que va adquiriendo en los nuevos formatos, como una marca de identidad de la cadena.
La pluralidad de la televisión pública sólo se obtiene cuando se manifiesta el desequilibrio crítico