La Vanguardia

Cruel adiós de los ‘hispanos’

Croacia impide que España dispute su quinta semifinal consecutiv­a en un duelo de infarto

- TONI LÓPEZ JORDÀ

“Los cuartos de final siempre son un partido dramático”, aventuraba Joan Cañellas en la previa. La experienci­a le asistía. Y más ante los croatas. Contra los balcánicos, históricam­ente, la moneda puede caer con la misma facilidad hacia la tragedia que hacia la felicidad. Ayer le tocó a España la fatalidad. No por falta de fortuna ni por decisiones arbitrales, sino porque Croacia, su víctima preferida los dos últimos años, jugó mejor, acertó más y fue más sólida buscando el camino de las medallas. España se quedará sin poder disputar su quinta semifinal consecutiv­a desde el 2013 y cuarta mundialist­a seguida (desde 2011).

Fue un adiós cruel para los hispanos. Sobre todo por la manera de caer, desangránd­ose por el camino, dejándose la piel, aferrados a su espíritu combativo, llegando casi hasta la orilla después de mucho nadar a contracorr­iente, pero muriendo en la última brazada. A España le faltó acierto en el tiro, un gol más con el que ponerse en algún momento por delante en el tramo final y llevase el nerviosism­o a los croatas. Pero nada, Stevanovic, con 9 paradas, impidió varias veces a los hispanos ponerse uno arriba o empatar, como el tiro detenido a Cañellas a falta de 5m que podía haber sido el 29-29. Luego, como suele pasar, llegaron las prisas. El último minuto, con el 29-30, tras parar Corrales, España jugó fatal el ataque final. No llegó ni a tirar para forzar al menos la prórroga.

Sin embargo, honestamen­te, la selección española no perdió ahí la eliminator­ia de cuartos. Se la dejó en la primera parte, encajando 17 goles, síntoma de que su defensa, otra veces compacta, intensa, agresiva, esta vez no estuvo a su mejor nivel. Y sin muro sólido no hay paradas en la portería (un pobre 7/25, 28%, de Pérez de Vargas en el primer tiempo), ni hay recuperaci­ones, ni tampoco contragolp­es, el mejor arma de los hispanos. Ayer sólo marcaron 5 goles a la carrera...

Pese a que España arrancó bien, con rapidez y efectivida­d, sobre todo de Fernández, y llegó a mandar de 2 goles (8-6, a los 11m 30s), mostró signos de debilidad con el parcial de 1-5 que encajó, para ponerse a remolque del 9-11. Tuvo mucha parte de culpa el cañonero Marko Mamic, que llevaba la friolera de 7 goles en el primer tiempo. Su lanzamient­o exterior hizo mucho daño, así como las paradas de Stevanovic al filo del descanso, que impidieron por dos veces la igualada antes del intermedio.

A España le hacía falta un revulsivo para levantar el partido. Ribera lo volvió a intentar con Corrales por Gonzalo, pero esta vez el meta gallego no estuvo tan acertado. Probó el técnico variando la defensa, con Goñi junto a Viran, con el 5:1... pero Croacia estaba imparable y se iba por dos veces de +5 (16-21, 18-23). Entonces resurgió la figura de Dujshebaev, que tomó la responsabi­lidad ofensiva. Tan errático en otros partidos, tan precipitad­o a la vez que atrevido, esta vez el cántabro enchufó 4 goles seguidos que permitiero­n a España ponerse a un gol (24-25) con un parcial fenomenal de 6-2 que obligaba a Ivica Maras a parar el crono.

Fue entonces cuando España se abonó al drama. Rivera falló un penalti, Stevanovic sacaba manos inverosími­les, la defensa no acaba de cerrar, pero aun así forzó el empate a 28 a falta de 6m 20s... Y cuando más se acercaba a la orilla, le faltó pausa, acierto, oficio. Todo el que tuvo Croacia, que supo administra­r mejor el reloj y el tiro, y envió a España a casa. Se vengó de la semifinal europea de hace un año en Cracovia y del bronce del 2014 en Dinamarca. Los renovados hispanos tendrán que seguir creciendo.

UNA SUMA DE ERRORES

A España le falló la defensa en el primer tiempo, no pudo correr y erró el tiro en los minutos finales

REVULSIVO INSUFICIEN­TE Álex Dujshebaev lideró la reacción con 5 goles, pero faltó aportación exterior, del pivote y el contragolp­e

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CLAUDE PARIS / AP David Balaguer marcó uno de sus tres goles con este lanzamient­o

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