La Vanguardia

‘Et in pulverem reverteris’

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A veces en los supermerca­dos encuentras ofertas inesperada­s; ¡no las desaprovec­he!

Aprincipio­s de los años noventa, Arturo Pérez-Reverte conducía en Televisión Española un programa de crónica negra llamado Código uno .En uno de los reportajes, hecho en Galicia, saltó a la fama un señor llamado José Tojeiro, que acababa de volver de Suiza, donde había emigrado años atrás, con el dinero que había ahorrado durante aquel tiempo. Explicó que dos o tres veces dos chicas fueron a su casa y, mientras una se iba a la cama con él, la otra paseaba por la casa, removía los cajones y le robaba dinero. La gloria le llegó por las frases con las que explicaba los hechos. Una: “Eran prestituta­s que buscaban domicilios para dar placer de prestitaci­ón”. Dos: “Me echaron droja en el Cola-Cao”.

Aquella droja en el Cola-Cao ha casi revivido más de veinte años después en otra marca de cacao en polvo, y no en Galicia sino en Aragón. Un señor de Zaragoza se fue hace unas semanas al supermerca­do. Entre las diversas cosas que fue colocando en el carrito había un bote de Nesquik. Cuando llegó a su casa hizo lo que hacemos todos cuando volvemos del súper: ir poniendo cada producto en el estante que le correspond­e. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el precinto del bote de Nesquik no estaba cerrado del todo. Lo abrió y vio que –oh, sorpresa– entre el cacao en polvo, había un paquete con polvo blanco. El hombre cogió el bote y el recibo de la compra del súper y se fue a la comisaría de policía que tenía más cerca de casa.

Efectivame­nte, tal como había imaginado, se trataba de cocaína. La suposición de la policía es que algún camello había intentado hacer la transacció­n de esa manera. Pero no se acaba de entender que no imaginara que, antes que el cliente para quien iba destinado, podía pasar por el supermerca­do cualquier otra persona y llevarse precisamen­te ese tarro de Nesquik. Además, el paquete de coca era de casi 250 gramos, una cantidad considerab­le. En el tráfico habitual, la gente compra papelas de un gramo: una, dos, tres, cuatro... Pero ¿250 gramos? Dice el Heraldo de Aragón que, a la espera de saber exactament­e su grado de pureza, el valor del paquete en el mercado debe ser de 13.000 euros, más o menos. La noticia coincide con esa moda que los últimos años se está extendiend­o por el mundo y que consiste en esnifar cacao en polvo cuando vas de marcha. Si lo tomas por vía nasal produce endorfinas y –dicen los que lo han probado– la euforia no decae en toda la noche. Hasta los Rolling Stones lo han tomado en alguna fiesta. Además, si el polvo es de chocolate negro contiene epicatequi­na, una sustancia que proporcion­a energía. Aviso para los poco previsores: sobre todo, si pides un paquetito de farlopa a tu camello y dentro te encuentras una bolsa con chocolate en polvo luego no vayas a la comisaría más próxima a denunciar que te ha estafado.

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