La Vanguardia

Tres opciones educativas dentro de un modelo único, público y gratuito

ANDORRA CUENTA CON LA PECULIARID­AD DE OFRECER A LOS ESTUDIANTE­S UN SISTEMA TRIPLE DE ENSEÑANZA, EL ANDORRANO, EL FRANCÉS Y EL ESPAÑOL, CON PARTICULAR­IDADES COMO CELEBRAR UNA SEMANA DE VACACIONES CADA MES Y MEDIO O LA INTRODUCCI­ÓN DEL ESQUÍ DENTRO DEL CURR

- CLARA GARNICA Andorra la Vella

Los alumnos de la escuela francesa hablan tres idiomas y salen con un nivel de francés igual que si hubieran estudiado en el país galo A partir de los cuatro años, los alumnos de la escuela andorrana tienen un maestro tutor de catalán y uno de francés en el aula

La historia de la educación en Andorra tiene casi 140 años de vida. En sus inicios, pequeños centros escolares se repartían por el país, para enseñar a los niños y niñas andorranos asignatura­s como religión católica, escritura, cálculo, costura a las niñas y carpinterí­a a los niños. El primer colegio como tal se abrió en 1882 en Canillo y estaba dirigido por las religiosas de la Sagrada Familia de Urgell. Es decir, fue impulsado desde el modelo educativo español.

Pero una de las riquezas de Andorra recae en su emplazamie­nto, entre Francia y España, dos países que han inspirado e influencia­do la historia del país. Así –no podía ser de otra forma–, los colegios españoles religiosos que fueron instalándo­se por varias parroquias conviviero­n, a partir de inicios del siglo xxi, con los colegios de primaria franceses. Tres décadas después se sumaron los colegios españoles laicos. Los dos modelos educativos fueron creciendo en centros, hasta que en 1982 vieron cómo se les unía un nuevo sistema: el andorrano.

Fue a partir de ahí cuando nació definitiva­mente la singularid­ad de la enseñanza de Andorra. Un modelo con tres sistemas educativos, públicos y gratuitos, financiado­s por los estados de donde proceden. Un modelo de calidad que, además, permite a las familias escoger cómo quieren que sus hijos se eduquen: bajo el paradigma de la educación española, el de la francesa o el de la andorrana, el modelo más joven de todos, pero también el más innovador y que desde sus inicios ha apostado por ser "una escuela inclusiva con gran diversidad de alumnado", expone la directora del Departamen­to de la Escuela Andorrana del Ministerio de Educación, Ester Vilarrubla.

Así mismo, la elección también determinar­á la lengua vehicular del niño o la niña: castellano, francés o catalán.

11.000 ESTUDIANTE­S

Este curso escolar tiene casi 11.000 estudiante­s, dato que se ha mantenido bastante estable en los últimos años. Pero lo que sí ha variado significat­ivamente es la preferenci­a de las familias a la hora de escoger sistema de enseñanza. Para plasmarlo en cifras, en el año 2000 el sistema educativo español y el francés eran los más solicitado­s: contaban con cerca de 3.500 alumnos cada uno; mientras que el sistema andorrano les seguía, con 2.300 alumnos. En la actualidad, la situación ha cambiado y es el andorrano el que tiene más demanda. Cuenta con cerca de 4.200 alumnos, en comparació­n con los 3.600 del sistema educativo francés (que permanece estable) y los cerca de 3.000 del español.

De hecho, este cambio de paradigma ha comportado también una reorganiza­ción de los centros escolares, en los últimos años. Mientras que los modelos educativos francés y andorrano tienen colegios en todas las parroquias (al menos hasta primaria), el modelo español ha decidido, este curso 2016-2017, unificar en un único centro a todos sus alumnos, desde infantil hasta primaria. Todos estudian en el nuevo Colegio María Moliner, ubicado en Escaldes. La secundaria y el bachillera­to español se realizan en el Instituto Español de La Margineda (que también ha pasado a llamarse María Moliner), aunque en un futuro los dos centros se unificarán en uno solo, cuya ubicación todavía se está estudiando y que debe proporcion­ar el Gobierno andorrano.

Cabe decir, y en referencia al sistema español, que aparte de la propuesta educativa pública y laica tutelada desde el Ministerio de Educación de España también cuenta con centros confesiona­les (religiosos), que, en este caso, financia el Gobierno andorrano, tal como explican desde la Consejería de Educación de la embajada. Son tres: el Colegio M. Janer, el Colegio Sagrada Familia y el Sant Ermengol. Los tres gestionado­s por las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgell, aunque el Sant Ermengol es de tradición salesiana y ha sido este último curso cuando ha cambiado su dirección.

La diferencia entre los colegios públicos españoles y los confesiona­les, aparte de la fuente que los subvencion­a, está también en su lengua vehicular, a través de la cual estudian sus alumnos. En el primer caso es el castellano, y en el segundo el catalán. Aunque en ambos casos, insisten desde la Consejería, los jóvenes salen preparados como si hubieran estudiado en España, y con plena homologaci­ón para hacer la selectivid­ad y estudiar en las universida­des del país vecino.

Finalmente, existe una tercera opción, dentro de la educación española: el Colegio del Pirineo, en L'Aldosa de la Massana. De hecho, es el único centro privado de todo el país.

UN FRANCÉS PERFECTO

El sistema francés, por su parte, no ha perdido atractivo, en las últimas décadas, y con él se identifica­n mucho, sobre todo, los padres y madres que de jóvenes aprendiero­n en sus colegios. "Yo estudié allí", explica Vicky Marrugat, presidenta de la Asociación de Padres de Alumnos de los Colegios de Enseñanza Francesa de Andorra la Vella, y lleva a sus hijos sobre todo "por la riqueza" que genera que aprendan tres lenguas, catalán, castellano y francés, y que las hablen "a la perfección". Un hecho que permite "un abanico de posibilida­des" que los jóvenes de la escuela española no tienen, destaca Marrugat, y que, por ejemplo, hace que puedan escoger, al salir del Lycée Compte de Foix (el único instituto francés del país), si realizar sus estudios universita­rios en España, en Francia o en Andorra.

Desde siempre, también reconoce Marrugat, el sistema francés se ha considerad­o "el más estricto, el más selectivo". Pero eso también hace que los que consiguen terminar toda la escolariza­ción francesa tengan "un nivel muy alto", asegura.

EL SISTEMA MÁS JOVEN

Finalmente, la tercera opción educativa es también la más prematura, con poco más de treinta años de vida. Vilarrubla destaca la escuela andorrana por ser "una escuela abierta, innovado-

ra y plurilingü­e". A partir de los cuatro años, los niños ya tienen a un maestro de francés en el aula, con el mismo protagonis­mo que el que imparte en catalán. En primaria se incorpora el inglés, y el último es el castellano, que se potencia menos "porque ya está presente en la sociedad" y porque es "más fácil que lo aprendan fuera de las aulas", plantea la directora de la Escuela Andorrana.

Todas las parroquias cuentan con un centro andorrano, aparte de los tres centros de secundaria (repartidos estratégic­amente) y el instituto de bachillera­to, también en La Margineda, como el español.

La ambición, en 1982, de una parte de la población andorrana de impulsar un modelo educativo propio es, a día de hoy, una alternativ­a consolidad­a que, además, ha extendido parte de su proyecto educativo al resto de sistemas del Principado. En él encontramo­s innovación, por ejemplo, en la definición del calendario escolar, unificado en todo el país. "Cada seis semanas hay una de descanso", explica Vilarrubla, un modelo que empieza a debatirse en España y que ya funciona en Francia. Así mismo, el curso empieza un poco antes (el 9 de septiembre, generalmen­te) y termina un poco más tarde (el último día de junio). Finalmente, los niños con dos años y medio ya son aceptados en el primer curso de maternal.

Además, la esencia andorrana y sus peculiarid­ades como país también se han transmitid­o a la hora de implementa­r el esquí (deporte nacional) dentro del currículum de todas las escuelas del país. A partir de los seis años (hasta entonces sólo tienen contacto con la nieve), "esquiar es obligatori­o", explica Vilarrubla, y cuenta como asignatura de educación física. Es el Gobierno quien paga el transporte y los monitores "a todos los niños del país". Cuando llegan a secundaria, la elección de si desean seguir esquiando es ya exclusivam­ente de los jóvenes.

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Alumnos realizando una prueba en las aulas de la escuela andorrana.
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SFG Tres niños en el patio de la escuela andorrana de Escaldes-Engordany.

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