Carvalho es arte
Una exposición en la biblioteca Jaume Fuster rinde homenaje al mítico detective
El 18 de octubre de 2003 Manuel Vázquez Montalbán abandonaba este mundo en el aeropuerto internacional de Bangkok. Pero nos dejaba una herencia suculenta. Su pensamiento, sus libros y, especialmente, ese detective singular llamado Pepe Carvalho que insistía en que “hay que beber para recordar y comer para olvidar”.
Ese mismo año y ese mismo mes, en el acto de homenaje que se realizó al escritor en la Universitat de Barcelona, se escuchó la voz del Nobel de Literatura José Saramago diciendo: “Pensaba dedicar mi próxima novela ‘a la memoria de Vázquez Montalbán’ pero no será así. Nos queda su herencia imborrable, de modo que le dedicaré esta oración: ‘A Manuel Vázquez Montalbán, ¡vive!’”.
En la presente edición de la BCNegra los pequeños milagros se suceden. Uno de ellos ha sido resucitar a Pepe Carvalho y trasformar su carisma y su andadura en obra de arte. Opinaba Vázquez Montalbán que la relectura era un misterioso encuentro con uno mismo. “Un acto narcisista de recuperarse a uno mismo en el momento en el que se leyó aquello. Y nunca se relee igual que en el instante del descubrimiento. Igual que el sonido o el olor... nunca se vuelve a oler o ver como cuando eras niño –explicaba un año antes de morir– Llega un momento en que uno está leyéndolo con ojos nuevos aunque sea un libro ya leído. A veces es un placer y a veces una tortura”. La exposición que nos ocupa también es una suerte redescubrimiento.
Una serie de artistas visuales recibieron un encargo “criminal”. A cada uno de ellos se le hizo entrega de una novela de Vázquez Montalbán protagonizada por Pepe Carvalho y se le pidió que realizaran una obra a partir del elemento que le resultara más significativo. Así nació la exposición que ayer se inauguró en la biblioteca Jaume Fuster, abierta al público hasta el 1 de marzo. Pepe Carvalho es una muestra experimental: el carisma y la personalidad del mítico detective pasado por manos de artistas.
La petición exigía que fuera una obra sobre papel–jugando con el material genuino de los libros– y que no excediera los 70 x 50 centímetros. Los escultores o autores de instalaciones debían tener en cuenta que se trata de una exposición itinerante por lo que había que garantizar que fuera transportable y de fácil montaje. Todas las obras han sido enmarcadas en recipientes de metacrilato.
Una muestra colectiva, comisariada por Gabriel Serrano, con obras de artistas como Eduardo Arroyo, Francesc Artigau, Javier
Balda, Juan Genovés , Fiona Morrison, Joan Pere Viladecans y Jaume Plensa, entre otros. La muestra arrancó en Frankfurt en 2014.
Bailan en el espacio títulos de libros y obras de Arranz Bravo (Tatuaje), de Benet Rossell (La soledad sin el mánager), de José Luis Pascual (Los mares del sur), de Vicenç Vilaplana (Asesinato en el Comité
Central) y la participación especial de Josep Guinovart y Josep Uclés. Guiños a un personaje poliédrico: la política, la gastronomía, el fútbol... Una fórmula plástica de interpretar el personaje de Carvalho y una excusa plausible para releer historias que nos emocionaron.