El PNV se desmarca
Los nacionalistas vascos se desentienden de los problemas de la política catalana y pactan con Mariano Rajoy.
La misma semana en que Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Raül Romeva explicaban en Bruselas la propuesta de referéndum, el Parlamento de Euskadi ponía en marcha una ponencia para reformar el Estatuto, en la que participarán –con más o menos entusiasmo– todos los partidos. La misma semana en que Mariano Rajoy marcaba los límites de su oferta a Catalunya, los gobiernos central y vasco acordaban el (hasta ahora) difícil soterramiento del futuro tren de alta velocidad en la entrada de sus tres capitales. La distancia entre las dos realidades es evidente y los partidos vascos usan la nueva fase del soberanismo catalán para reafirmar sus posicionamientos.
El PNV no esconde, en público y en privado, el escepticismo sobre el futuro de la consulta catalana por las dificultades de convocarla con plenas garantías jurídicas. Su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, ha admitido que ve “un empate técnico bastante difícil de resolver” y piensa que la solución está en unas nuevas elecciones. El consejero portavoz del ejecutivo autonómico, Josu Erkoreka, ha marcado diferencias claras entre las dos pantallas al señalar en una entrevista en la cadena Cope que las fuerzas políticas de Euskadi “no están muy por la labor de seguir miméticamente los pasos que se han dado en el modelo catalán para diseñar su futuro”. Las bases del acuerdo de gobierno entre el PNV y el PSE pasan por actualizar el texto de 1979 sin desbordar la legalidad vigente a la hora de poner en valor las “singularidades” de su autogobierno. Los dos grupos han dejado por escrito que una reforma de la Constitución en este sentido sería positiva.
En este grupo de trabajo parlamentario, los socialistas han abierto la puerta a debatir sobre el derecho a decidir, conscientes de que una mayoría de diputados de la Cámara de Vitoria lo avalan. De hecho, la enmienda pactada con Elkarrekin Podemos –la confluencia de la formación morada e IU– fue decisiva para sacar adelante el acuerdo, ya que Bildu se abstuvo y el PP votó en contra. Mirando al proceso catalán, el PSE reivindica su papel como punto de unión entre diferentes. El martes, ante el comité nacional del partido, la secretaria general, Idoia Mendia, defendió el pacto con Iñigo Urkullu como “garantía de transversalidad y pluralidad” y se erigió como dique de contención para evitar transitar por un “camino soberanista, como en Catalunya”. Uno de los retos de los socialistas vascos será acompasar su discurso con el de Patxi López, a quien la dirección da pleno apoyo en la carrera para ser secretario general del PSOE.
La izquierda abertzale también utiliza la propuesta de referéndum catalán para reafirmar sus planteamientos que, en este caso, pasan por convencer a la ciudadanía de seguir los pasos de Junts pel Sí y la CUP. Arnaldo Otegi ha sorprendido al preguntarse qué implicaciones tendría para ellos Los líderes del PNV ven “un empate técnico en Catalunya” y los sondeos no dan una mayoría vasca a la independencia una hipotética república catalana. El líder de la coalición EH Bildu avisa de que estaría en riesgo el concierto económico porque España no sería “viable económicamente” sin la aportación financiera de Catalunya a la hacienda estatal. Los independentistas de izquierdas –con la mirada puesta en Barcelona– tienen poca confianza en la vía pactista de Urkullu. Pero el barómetro de la Universidad de Deusto de diciembre del 2016 refleja que más del 80% de los vascos ve poco o nada probable que Euskadi sea un país independiente en el 2030.