Fillon dice que “no tengo nada que ocultar, dejen en paz a mi mujer”
François Fillon entraba al filo de las tres de la tarde en el hangar de la Porte de la Villette de París para recibir el fervoroso desagravio de sus partidarios. Lo hacía en calidad de candidato fragilizado ,dela mano de su mujer, Penélope, después de que ésta fuera acusada por la prensa de haberse embolsado 6000.000 euros en empleos ficticios. Los rostros de la pareja eran inequívocos. Ella seria y a veces casi llorosa, no se le vio sonreír ni un solo instante a lo largo de las dos horas del mitin, ante unos 8000 partidarios. Él, con mueca desencajada, bien lejos de la confianza serena que el candidato de la derecha irradiaba antes de lo que se llama PenélopeGate.
En la estación de Stalingrad, sucia y destartalada, el público elegante de Fillon que acudía al mitin desentonaba con el entorno. En los comentarios un solo tema: el Penelopegate. Pero Fillon liquidó el asunto en cuatro frases: “No tenemos nada que ocultar, nuestra única cuenta bancaria es la del Crédito Agrícola en Sablé-sur-Sarthe”, dijo, citando la localidad en la que la pareja tiene su château y domicilio principal. “A través de Penélope buscan destruirme, pero tengo la piel dura, si me quieren atacar que lo hagan de frente, pero que dejen a mi mujer tranquila”, dijo con jactancia de charro ofendido. “El objetivo no es mi persona, sino una alta idea de Francia quieren abatirla en pleno vuelo”.
Esa fue toda la referencia al asunto que podría girar las presidenciales francesas de mayo. El partido conservador, los Republicanos, expresa su inquebrantable unidad ante el jefe mancillado, pero la procesión va por dentro: la cuestión de una posible retirada de Fillon-ya acosado por nuevas revelacionesse plantea hasta en las páginas del diario conservador Le Figaro. Ayer mucha policía en los alrededores del mitin. Había una convocatoria en las redes sociales para espolvorear con harina al candidato y a su mujer a la entrada del mitin. No hubo nada de eso. Al revés, mucho jolgorio y banderas agitadas al viento, pero el problema no son los que ya están convencidos. Para ser Presidente de Francia hay que ganarse a una gran mayoría, no solo a la gente de la derecha. Y no todos los conservadores están dispuestos a dar cheques en blanco. Esta no es una república luterana, pero tampoco la Celtiberia que premia sistemáticamente a los corruptos con reelecciones. Fillon ha perdido 16 puntos desde noviembre con este asunto. Ayer 8.000 partidarios lo aclamaron mientras 175.000 firmaban una petición en la red para que Penélope “devuelva el dinero”.