Esperando los Gaudí
“¿Pero lo va a ganar Sílvia, no? Mira que si tengo que subir...”. Son las ocho de la tarde. El espacio, un enorme vestíbulo del Auditori del Fòrum, donde en dos horas comenzará la gala de los premios Gaudí. Y la que lo dice es la actriz Emma Suárez. Y no es precisamente una pitonisa. La Sílvia de la que habla, Sílvia Pérez Cruz, recogía efectivamente unas horas más tarde una estatuilla de los Gaudí. Pero no la de mejor actriz, sino la de mejor música original. La de actriz fue, sí, para Emma Suárez por La propera pell, un proyecto al que –explica el director de la película, Isaki Lacuesta, que toma una cerveza a pocos metros– Emma dijo que sí en el ¡2006!, y, pese a que tardaron ¡una década! en encontrar financiación ella siguió subida.
Deambular por el área de photocall del Auditori Fòrum en las horas previas a la ceremonia de los Gaudí sirve para recoger declaraciones más o menos proféticas. Clara Segura dice que espera que el premio al que está nominada, el de mejor actriz secundaria, lo gane su compañera de 100 metros Alexandra Jiménez, que “tiene casi un papel de protagonista”. Y acierta de pleno. Será el primer premio de la gala y lo ganará una emocionada Jiménez con una película “sobre cómo en una situación muy compleja poner la adversidad de tu parte”. Pero Clara Segura recuerda cuando tuvo que presentar “la primera gala de los Gaudí en el vestíbulo de TV3”. Mira alrededor, y dice que ha crecido mucho. La zona de photocall no es la de los Oscars, pero no hay duda de que se trata de unos grandes premios. La elegancia de los trajes, con el color negro mandando, lo sugiere. Pero es que la zona para fotografiar a los famosos mide 28 metros de largo, luego hay un plató y más allá una zona de restauración donde los nominados, presentadores e invitados varios –desde el doctor Clotet a Judit Mascó– comen en los diferentes puestos de sushi, quesos, embutidos, vino, cava y hasta rosquillas. No podía faltar una esferificación de oliva que el camarero dice que prefiere llamar “explosión de oliva”.
Por allí está Josep Maria Pou, Gaudí d’Honor, que reconoce que una de las cosas que le ha sugerido el premio es... que ya tiene mucha mili detrás. También está Albert Serra, con gafas de sol –“los focos son muy intensos”– quien afirma que “la solemnidad y el fasto me encantan, los días aburridos ya son todos los otros”. Por supuesto está Àngel Llàcer, vestido de azul, blanco y amarillo por Miquel Suay y que parece un cuadro de Mondrian. Bromea con que le ha dicho al presentador, Bruno Oro, que no esté nervioso: no podrá mejorar lo que hizo él al presentar los premios. Eso sí, señala que “si no funciona el primer gag de la noche, da miedo”. En la gala, hubo gags para todo. Y políticos. Muchos. Junqueras, Vila, Puigdemont... En la zona de photocall Colau dice que no ha visto las nominadas: quiere ir a
Un monstruo viene a verme pero vio el tráiler y, embarazadísima, una historia de una madre enferma y su hijo... por ahora no. De todos modos, ella ya protagoniza uno de los filmes nominados, Alcaldessa. “Si gana, será extraño estar aquí. Se podría decir que el guionista se ha pasado y ha forzado la situación”, bromea. Alcaldessa gana y, cerrando las profecías, la que Colau se reserva para más adelante arrasa en los premios.
“Pero lo va a ganar Sílvia, ¿no? Mira que si tengo que subir...”, dice Emma Suárez en la zona de ‘photocall’, poco profética