Fútbol sin convicción
De nuevo aparecieron las transiciones exageradas desde la posición de Ter Stegen Este equipo necesita jugar en el medio campo rival, donde domina transición y presión
Durante buena parte de la mañana de ayer vimos como dos fenómenos del tenis luchaban por ofrecer sus mejores prestaciones a base de imponer su juego, convencidos de que esa era la clave de todo. Ayer el Barcelona dio la sensación de que durante más del ochenta por ciento del partido intentaba aplicar un manual sin la convicción de que ese era el camino a seguir. Como si la aplicación del manual fuese una imposición de la casa y no la vía hacia la victoria.
Fortaleza mental.
El problema del Barcelona reside en la distancia que cobró el Real Madrid y que ahora es necesario compensar. Este hecho obliga a la remontada, y al mismo tiempo requiere no ceder ni un ápice en ningún partido. Por eso entendía que la victoria en el torneo de Copa del Rey frente a una Real Sociedad que estuvo impecable en la posesión del esférico debía ser el punto de análisis para continuar con la racha positiva. El Barcelona empobreció su juego pero no por ello sus prestaciones ofensivas. Pero parece que el marcador de 5 a 2 contra los donostiarras confundió algo cuáles son las virtudes del equipo. Y se volvió a querer jugar con transiciones exageradas desde la posición de Ter Stegen. Parte de la fortaleza mental del deportista se sostiene en el reconocimiento de cuáles son tus condiciones del momento y por lo tanto tener de esta manera la sabiduría de saber cómo tienes que desarrollar tu juego.
Motivación.
El hecho de que el Betis, un equipo lógicamente de menores prestaciones que los azulgrana, consiguiera llevar el partido a su terreno durante tantos minutos, pudo dar a entender que existía ausencia de compromiso por parte los jugadores azulgrana o al menos una cierta falta de concentración. Es cierto que parte de la motivación reside en la capacidad de la voluntad. Yo quiero y por lo tanto mi mente me exige. Pero buena parte de la motivación reside en que tu sistema de juego te aproxima al éxito. Y no es muy buena la actitud de ayer, al evidenciar el paso desde un juego muy directo, ante la Real Sociedad, y al día siguiente ante el Betis tratar de jugar desde atrás sea como sea. Es una de las razones por la que muchos especialistas indican que es tarea muy difícil que un equipo pretenda saber jugar a estilos de fútbol muy diferentes, como son el fútbol de posesión en horizontal y el fútbol vertical en velocidad. Puede que en momentos determinados esos dos estilos sean la solución pero en muchas ocasiones ninguna de las dos opciones te acaban de convencer.
Jugar en campo contrario.
La realidad es que el Barcelona fue capaz de mostrarse superior al Betis en la medida que éste jugó de una manera u otra. Cuando el Betis decidió ir a por el partido los azulgrana mostraron su peor cara. Muchísimos errores en los pases y conducciones o ruletas en su propio campo fueron dos de los síntomas que mostraban claramente a un Barcelona incapaz. La distancia entre los poseedores del balón y sus compañeros era exagerada y las soluciones ofrecidas nulas. En cambio, cuando el gol a favor atenazó a los jugadores del Betis angustiados por perder el botín conseguido y se cerraron atrás, el Barcelona mejoró su imagen. Lo que denota cuál es la clave para este equipo y que hace años que conocemos. Necesitan jugar en campo contrario. Cuando se sitúan allí todos los jugadores azulgrana están emplazados en la distancia adecuada, tanto para la transición como para la presión ante la pérdida de balón. Las soluciones son variadas entre otras cosas porque un jugador tan vital como Piqué pasa a formar parte de la posesión del esférico. Y a partir de ahí todo se aclara, ya que puede jugar por dentro, por fuera y en cruzado según sea la evolución del juego en cada momento. Por consiguiente, quizás sería interesante ser más directo para colocar el balón en campo contrario y entonces empezar a jugar desde allí.