La Vanguardia

Se ha cruzado la línea

La Liga es el único de los grandes torneos que no usa la tecnología que hubiese detectado que el balón entró

- CARLES RUIPÉREZ

Medio metro no fue suficiente. Como si para que fuese gol del Barcelona el balón necesitase tocar la red, el árbitro no lo validó. El autogol de Piccini, que se introdujo la pelota en su portería al querer evitar que Alba rematase, no subió al marcador. Hubiese sido el 1-1, sólo un minuto después del tanto del Betis. Es decir, que el Barça hubiese tenido un cuarto de hora largo para buscar la diana que le diese los tres puntos en el Benito Villamarín. Pero medio metro dentro no es gol.

No fue un chiste, como dijo Luis Enrique. Aunque a Neymar le diese por la carcajada en Instagram. Era reír por no llorar. De hecho, Mandi, el defensa bético, hizo doblete en la misma jugada. Y no se pitó nada. El argelino estaba hace seis días en la Copa África y regresó a tiempo de hacerle penalti al brasileño, cogiéndole del cuello para tirarlo al suelo, y meterse en su portería para despejar un balón que ya había cruzado la línea. “En directo yo lo veo claro –explicó Aleix Vidal, que hizo el centro desde la derecha–. Por eso me voy directamen­te al línier”.

Y es que Hernández Hernández se llevó el pito a la boca pero al ver que su asistente, Teodoro Sobrino Magán, no corría hacia el centro del campo, se detuvo. Curiosamen­te, en un momento en que muchas veces el Barça se pierde reclamando al árbitro, ningún blaugrana vio amarilla por protestar ante ese flagrante error que les perjudicab­a. Messi levantó un brazo para celebrar. Alba se llevó las manos a la cabeza. Y Luis Suárez resoplaba ante el error.

“Está un metro dentro”, denunció el uruguayo. Un metro dentro como un metro fuera del área fue el penalti que hace 47 años Guruceta señaló, de Rifé a Velázquez, en el Camp Nou. Pero en este tiempo nada ha cambiado. La tecnología en el fútbol ha sido un tabú. Con la excusa de que pertenece a los pillos y de que la polémica es la salsa de los lunes, en las tertulias y en los bares, se ha evitado dar el paso.

España es diferente. De eso no hay ninguna duda. Porque es el único de los grandes campeonato­s que no usa la Goal line para saber cuándo el balón rebasa la línea. Se utilizó en el Mundial del 2014 y en la Eurocopa del 2016. El sistema está implantado ya en la Premier, en la Bundesliga y desde la temporada pasada también en la Serie A y la Ligue 1. Así que no es el fútbol, sino España la que no se pone las pilas, la que no utiliza todos los medios para tener un torneo más justo y dejar las menos cosas posibles al azar.

El Barça espera que el esperpento del Villamarín sirva de escarmient­o, como la FIFA reaccionó el día que un árbitro no vio en el Mundial de 2010 un claro gol de Lampard. Pero de lo que nadie se acuerda es de que aquel tanto fantasma era el 2-2 en un Alemania-Inglaterra y de que los ingleses acabaron eliminados con un 4-1 final. Rod Laver estaba sentado en el palco de la pista que lleva su nombre cuando Rafa Nadal pidió el ojo del halcón en el último punto de la final del Open de Australia. El juez había cantado

Justo antes de sacar el balón de dentro de la portería, el defensa Mandi cometió penalti sobre Neymar

buena la bola de Federer pero el español quiso la revisión. Y Laver no pensó que fuese contra las esencias del tenis. La tecnología dio su veredicto. Federer era campeón en Melburne pero quizás no hubiese ganado en el Villamarín.

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VIDEOTAPE Instante en que el defensa bético Mandi despeja cuando el balón ha rebasado claramente la línea de gol de la portería de Adán

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