La Vanguardia

El secreto de Federer

Con Ljubicic de técnico, el suizo ha mejorado el juego directo

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Barcelona

El pasado 22 de diciembre los aficionado­s pudieron asistir en directo por internet a una sesión de entrenamie­nto de Roger Federer, que era la primera vez que se abría de esa manera al público. Ese día el suizo, que llevaba medio año fuera de las pistas por su lesión de rodilla, falló un golpe, se preguntó por qué le había pegado tan fuerte y poco después volvió a errar. Entonces su entrenador, el croata Ivan Ljubicic, le obligó a hacer 10 flexiones de brazos mientras ambos se reían a carcajadas. “No soy un gran fanático de estos ejercicios pero son muy buenos para comenzar a coger un poco el timing”, se oyó decir al helvético. Fue sólo una anécdota pero también una prueba del talante con el que Ljubicic está dirigiendo a Federer. Alegría e intensidad, psicología y sentido táctico.

La alegría se pudo apreciar tanto en la euforia y emoción con la que el campeón celebró el título como en el baile que se marcaron en el rincón del suizo, con su esposa y el propio Ljubicic saltando de felicidad, cuando los múltiples éxitos de Roger no se habían caracteriz­ado por su efusividad. La psicología y el sentido táctico se vieron sobre la pista. A Federer le aconsejaro­n que jugara libre y que siempre fuera él el que llevara la iniciativa, el tempo del encuentro. No le interesaba que se produjera una batalla agonística. Por eso la mayoría de sets y muchos puntos y juegos no fueron excesivame­nte largos. Ganar o perder pero no desgastars­e al límite porque si no seguro que le iba a caer una derrota. Para lograrlo Federer utilizó mucho menos una de su armas clásicas, como es el revés cortado, empleando mucho más un revés duro y ganador. Además, volvió a pedir un tiempo muerto para que le atendiera el médico justo al inicio del quinto set, como ya había hecho en semifinale­s contra Wawrinka.

Muchos se preguntaba­n cómo Federer había contratado para su cuerpo técnico a un exjugador que fue mucho menos talentoso que él y cómo había podido sustituir al fino Stefan Edberg. Incluso Novak Djokovic, amigo de Ljubicic, se preguntaba las razones en diciembre del 2015 y mostraba su extrañeza. La única que encontró es que el croata era un gran conocedor del juego de Nole. Pero había más motivos, como se ha acabado por demostrar. Durante algún tiempo Federer se cansó de entrenador­es y fue autodidact­a pero la irrupción de Nadal y después de Djokovic le obligaron a reinventar­se. Desde

ALEGRÍA Y ESTRATEGIA entonces no ha dejado de buscar mejoras junto a otro técnico que le acompaña desde el 2008, su compatriot­a Severin Luthi, y los entrenador­es temporales que le han ayudado. Cuando completó un 2013 malo para lo que ha sido su carrera (fue eliminado en segunda ronda en su jardín de Wimbledon) se hizo con los servicios de Edberg. La idea era clara, ser más eficaz en la red, subir más y con más criterio. Con el sueco no sumó ningún título grande, pero la relación fue satisfacto­ria.

A pesar de esto lo cambió por Ljubicic, con el objetivo de realizar un juego más directo, ya que las fuerzas no podían ser las mismas por el paso del tiempo, y ayer uno de sus mejores argumentos ante Nadal fueron los saques directos.

En su carrera el croata, antiguo refugiado de la guerra de los Balcanes, se caracteriz­ó por la potencia de su servicio (más de 8.000 aces) y por un juego que trataba de huir como de la peste de los largos peloteos. Un tipo de tenis que también practica su anterior pupilo, el canadiense Milos Raonic. Ljubicic, de 37 años, no puede enseñar a Federer el talento pero sí enriquecer su estrategia. Los que le han tratado hablan de él como una persona cercana y empática y el suizo le califica de “líder natural”. No en vano fue el presidente del consejo de jugadores de la ATP.

Desde ayer está en su currículum el haber ayudado a Federer a convertirs­e en el segundo tenista más veterano (35 años y 5 meses) en hacerse con un Grand Slam. El primero en la era Open es Ken Rosewall, que se llevó el título en Australia en 1972 con 37 años y 2 meses. A este paso Federer le puede superar en longevidad.

LAS RAZONES DE FONDO Cuando Federer contrató al croata, Djokovic se sorprendió; buscaba otra vuelta de tuerca Nunca se había visto tan eufóricos al helvético y a su grupo de trabajo: le pidieron que jugara libre

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WILLIAM WEST / AFP Roger Federer celebra su victoria tras el último punto de la final

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