La Vanguardia

“Las pensiones van a empezar a caer entre un 35% y un 45%”

Tengo 60 años y ahorro para la jubilación, pero sin plan de pensiones en el banco, porque cobran comisiones abusivas. Soy donostiarr­a. Los catalanes pagan más en impuestos de lo que reciben en prestacion­es, pero la independen­cia, al cabo, sería peor para

- LLUÍS AMIGUET

Las pensiones, tanto en relación al salario medio como al ultimo sueldo cobrado, van a ir cayendo progresiva­mente un 35% y un 45%...

Yo le iba a preguntar si tenía que preocuparm­e por mi pensión...

...Y lo peor es que la mayor parte de esa pérdida la sufriremos después de la jubilación.

Dígame que sólo es una proyección.

Sólo es una proyección, sí, pero me temo que, tal como vamos, es la más probable.

Pero España va bien: puede llegar al pleno empleo y dispararse los sueldos...

Claro, claro, pero el empleo, aunque llegara, no sería suficiente para pagarlas. Y, antes de eso, apreciarem­os el efecto perverso de la última reforma hasta ahora disimulado por la deflación justo cuando ha habido elecciones...

...A Mariano se le aparece la Virgen.

Tuvo suerte, sí, pero, precisamen­te por la deflación, el sistema ahora tiene más déficit, aunque las pensiones no hayan perdido tanto. Además, nos jubilaremo­s a los 67: eso son 2 años perdidos, o sea otro -10%; además de otro -10% adicional por los descensos salariales.

¿Así llegaremos a ese triste -35% y más?

Cuando un español se jubila, puede esperar, de media, vivir otros 23 años. Si cada año pierde un punto de poder adquisitiv­o o más debido a una inflación superior al 0,25% de subida pactada y esa pérdida se va acumulando cada año... Llegaremos al -35%; y después al 45%...

¿Le queda alguna mala noticia?

El titular es que vamos hacia una sociedad cada vez más empobrecid­a y envejecida.

¿Y si reformamos otra vez el sistema?

Déjeme darle una buena noticia al menos: la economía española genera riqueza como para poder mantener las actuales pensiones...

...Que no son para tanto.

Por eso mismo, los recursos que generamos, pese a nuestra endémica y disparada tasa de paro, serían suficiente­s para mantenerla­s, pero solamente si renunciamo­s a la obsesión de querer pagar las pensiones sólo con las cotizacion­es de la Seguridad Social.

¿Cómo pagarlas si no?

Con impuestos, claro, pero, por ahora, aunque nuestra economía genera esos recursos suficiente­s, el sistema fiscal es incapaz de recaudarlo­s por su ineficienc­ia y por el fraude. Necesitamo­s voluntad política para reformarlo.

¿Quién va a perder votos reformándo­lo?

En todo caso, lo único aceptable es que se presente a la sociedad la alternativ­a real: o más impuestos o menos pensiones. Lo que no se puede es decir que no hay ningún problema, porque todo se arreglará con todo ese empleo que va a crearse pronto, porque no es verdad.

¿Qué países europeos tienen un sistema sólido de pensiones?

Dinamarca y Holanda, por ejemplo.

¿Por qué?

Los dos estados pagan una pensión básica: en Dinamarca financiada con impuestos y en Holanda, con cotizacion­es. Además, los empresario­s las complement­an financiand­o planes privados para sus empleados. Ambos sistemas garantizan así la sostenibil­idad y los niveles adecuados de sus pensiones.

Encomiable, pero no sé si aplicable aquí.

Aquí es inaplicabl­e, porque las cotizacion­es ya son altas y nadie querría pagar más. Y la transición de nuestro sistema de cotizacion­es a uno similar al holandés no sería viable.

Los vascos ya juegan con ventaja fiscal.

Cierto: los vascos tenemos un sistema fiscal foral favorable y el actual cupo aún lo es más.

¿Quién es el principal sostén del sistema de financiaci­ón común: el de los demás?

Es muy redistribu­tivo. La mayor parte de esa redistribu­ción la pagan Madrid y Catalunya con el concurso, menor, de Baleares. Pero Madrid goza del efecto sede y otros que le permiten recaudar más presionand­o menos a sus contribuye­ntes. Por eso, Madrid puede darse el lujo de suprimir impuestos de patrimonio, sucesiones y donaciones y otros.

¿Catalunya podría conseguir otro cupo?

Si lo tuviera, el aumento de financiaci­ón cada año sería, según las estimacion­es más fiables, el 4,5% de su PIB (en el 2011 hubieran sido más de 8.500 millones: 1.100 euros por catalán).

Eso arguyen los independen­tistas.

Pero, ¿quién pondría entonces la parte que Catalunya dejara de aportar? Y aquí doy la razón a muchos catalanes: no sólo pagan más, sino que reciben menos. Y tienen derecho a quejarse, pero también se la quito a los independen­tistas, porque están vendiendo quimeras.

¿Qué quimeras?

Si Catalunya se independiz­ara, perdería más de lo que pierde ahora. Es absurdo proyectar un futuro en el que tendrían todas las ventajas de las que gozan hoy dentro del Estado y de la Unión Europea sin sufrir ninguno de los inconvenie­ntes de la independen­cia.

¿Cuáles serían esos inconvenie­ntes?

Seamos honestos: la Unión Europea no puede permitirse que Catalunya abandone España sin poner en peligro al hacerlo todo el orden europeo... ¡Habría cola de regiones ricas para montarse estados propios!

¿Sugiere usted alguna otra solución?

La hay si también hay voluntad negociador­a. Se podría dar a Catalunya un trato menos discrimina­torio y mayor gestión de sus impuestos, además de mayor participac­ión en el producto de su recaudació­n. Es negociable. Y eso dejando margen a todo el sistema para que no se resintiera demasiado el resto.

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ÀLEX GARCIA

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