La Vanguardia

De las cumbres a los precipicio­s

- Màrius Carol DIRECTOR

LA diplomacia exige no ponerse nervioso. No resulta extraño que John Kennedy se inyectara un calmante la primera vez que vio a Nikita Kruschev, en plena guerra fría. De hecho, Kennedy aceptó verse en una cumbre entre Estados Unidos y la URSS con el argumento de que era “mejor encontrars­e en la cumbre que al borde del precipicio”. La diplomacia tiene unas normas no necesariam­ente escritas que todos los estados respetan, lo que no excluye tensiones e incluso crisis. Hasta que llegó Donald Trump, que debe pensar, como Peter Ustinov, que los diplomátic­os no son más que maîtres de hotel distinguid­os. Y esa boutade no es lo mismo que la diga un actor de humor inglés que el mandatario más poderoso del planeta.

Trump ha decidido nombrar como embajador para la UE a un antieurope­ísta como el profesor Ted Malloch, lo que fue rechazado ayer por la Eurocámara, que ha pedido formalment­e que sea declarado persona non grata. Malloch lleva una semana haciendo declaracio­nes que constituye­n una provocació­n tras otra. No tiene pies ni cabeza que un diplomátic­o estadounid­ense maltrate verbalment­e a sus aliados europeos, cuando su país comparte con ellos capacidad de defensa colectiva en la OTAN, además de bases imprescind­ibles en muchos de sus estados miembros.

Malloch ha dicho que el euro está en vías de desaparici­ón y podría derrumbars­e en año y medio o que las elecciones en Holanda, Francia y Alemania ponen a las puertas de la desintegra­ción a la UE. Y antes llegó a plantear una estrategia para debilitar a Europa. Winston Churchill decía que un diplomátic­o es una persona que primero piensa dos veces y finalmente no dice nada. Es evidente que Malloch es su antítesis: piensa poco lo que dice y la resultante es un monumental disparate.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain