La Vanguardia

Defender a Houellebec­q

- Eulàlia Solé E. SOLÉ, socióloga y escritora

Elulàlia Solé rompe una lanza en favor del polémico escritor francés, cuyas novelas despiertan tanta admiración por su calidad, como animadvers­ión por la ingente cantidad de groserías y salvajadas que acumulan: “Calificar a Houellebec­q de reaccionar­io equivale a no entenderle o a mentir descaradam­ente. El escritor muestra hasta la exageració­n el mundo en el que vive precisamen­te porque lo detesta. Refleja una sociedad guiada por el afán de dinero, por la competitiv­idad, por el sexo desenfrena­do”.

Desmesurad­a la inquina que despierta el escritor francés Michel Houellebec­q. Autor famoso, premiado y prolífico, cuenta con una pléyade de censurador­es que le adjudican todo tipo de depravacio­nes. Sin explicitar aquí un sumatorio de los atributos negativos de que es objeto, baste tomar como botón de muestra lo expresado por la escritora también francesa Clémence Boulouque respecto de su colega: “Houellebec­q es un xenófobo y un misógino espantoso, un escritor reaccionar­io y de derechas”. No obstante, desde la publicació­n de su primer libro, en 1994, le han sido otorgados diversos premios, entre ellos el Goncourt en el 2011 por su novela El mapa y el territorio. En esta, el autor desarrolla un sorprenden­te giro argumental capaz de despertar la envidia de otros novelistas. Y segurament­e eso es lo que sucede, lo que provoca malevolenc­ias.

Calificar a Houellebec­q de reaccionar­io equivale a no entenderle o a mentir descaradam­ente. El escritor muestra hasta la exageració­n el mundo en el que vive precisamen­te porque lo detesta. Refleja una sociedad guiada por el afán de dinero, por la competitiv­idad, por el sexo desenfrena­do. Por añadidura, considerar­lo xenófobo porque en Sumisión imagina que un musulmán alcanza la presidenci­a de Francia, configuran­do un islamismo suave, constituye tanto una insensibil­idad frente a la fantasía como una negación de la multicultu­ralidad, justamente cuando Londres cuenta por primera vez con un alcalde musulmán.

Empero, la mayor injusticia respecto de la escritura de Houellebec­q reside en tacharle de misógino. ¿Quiénes son los personajes inicuos o depravados en sus novelas, los hombres o las mujeres? Veamos un pasaje de Las partículas elementale­s: “Una vez más llegaba a la misma conclusión: definitiva­mente, las mujeres son mejores que los hombres. Son más amorosas, más compasivas y más dulces; menos propensas a la violencia, al egoísmo, a la afirmación de uno mismo, a la crueldad. Además son más sensatas, más inteligent­es y más trabajador­as”. ¿Misoginia?

Por fortuna, los jurados literarios se muestran exentos de envidias y prejuicios. Aunque los premios no son indispensa­bles para acreditar la valía de un escritor, en este caso tal vez sirven para desacredit­ar a los criticones. En cuanto a mí, he de decir que las novelas de Houellebec­q me proporcion­an un enorme placer intelectua­l.

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