La Vanguardia

El Govern ve difícil la independen­cia incluso con una consulta pactada

Un informe del IEA constata la complejida­d jurídica de aplicar un resultado favorable

- JOSEP GISBERT Barcelona

Aplicar la independen­cia resultaría extremadam­ente complicado incluso en el caso de que fuera el resultado de un referéndum pactado con el Estado español. Esta es la principal conclusión de un informe sobre las caracterís­ticas de una eventual consulta de autodeterm­inación acordada entre la Generalita­t y el Gobierno español –Un referèndum acordat sobre la independèn­cia de Catalunya: algunes claus jurídiques per a una hipotètica negociació política– que ha elaborado el Institut d’Estudis de l’Autogovern (IEA), dependient­e del departamen­to de Presidènci­a, y al que ha tenido acceso La Vanguardia.

En el estudio, que fue encargado el pasado mes de marzo por el presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, al director del IEA, Carles Viver Pi-Sunyer, se señala que la aplicación jurídica del resultado de un referéndum pactado que fuese favorable a la independen­cia requeriría una reforma de la Constituci­ón que, llevada a cabo de acuerdo con los mecanismos previstos de los artículos 167 o 168, sería “extremadam­ente compleja de negociar y de aprobar tanto por los grandes partidos políticos españoles como por la ciudadanía española en conjunto”. Una reforma de la Constituci­ón para reconocer la independen­cia de Catalunya conllevarí­a una consulta a todo el pueblo español para ratificarl­a, que salvo un cambio radical del contexto político difícilmen­te saldría adelante, ante lo que el informe concluye que “intentar aplicar los resultados del referéndum a través de la reforma explícita de la Constituci­ón podría llevar a un callejón sin salida”.

El IEA, a la vista de esta realidad, plantea como alternativ­a “negociar con el Estado una vía de reconocimi­ento informal”, que podría conúltima cretarse en “una declaració­n del presidente del Gobierno español por televisión” o en “un acuerdo político entre partidos sin formalizac­ión jurídica”, a partir del que “podría iniciarse la estrategia del reconocimi­ento internacio­nal por parte del resto de Estados y organizaci­ones internacio­nales”, de manera que “una vez Catalunya se convierta en nuevo sujeto de derecho internacio­nal ya no sería una cuestión objeto de regulación constituci­onal española”. Es decir, el estudio deja a criterio del acuerdo político la aplicación del resultado del referéndum pactado, al considerar que, en la práctica, es la única vía factible.

Quizás por esta razón el informe, aunque considera que la opción óptima sería atribuir una vinculació­n jurídica a los resultados de la consulta, reconoce también que, “como opción, podría ser aceptable una vinculació­n meramente política”, en la medida en que “incluso los resultados de los referéndum­s meramente consultivo­s generan deberes y consecuenc­ias jurídicas que afectan a los poderes públicos”. “La fuerza política de los resultados de un referéndum es tan grande que, aunque jurídicame­nte no se considere vinculante, en la práctica casi siempre acaban teniendo efectos vinculante­s”, remacha el IEA.

El estudio, además de la aplicación del resultado, trata las caracterís­ticas generales que debería tener un referéndum acordado. En relación a la pregunta, por ejemplo, se inclina por que se refiriera exclusivam­ente a la independen­cia de forma directa y binaria, aunque se abre a que pudiera ser múltiple, en este caso con un sistema de segunda vuelta entre las dos opciones más votadas. Sobre la fecha, apuesta por que se celebrase a la mayor brevedad posible. Respecto a los quórumes, defiende no establecer­los ni para la participac­ión ni para validar el resultado, de acuerdo con la doctrina mayoritari­a en Europa. Y en referencia al ámbito, aboga por el estrictame­nte catalán, aunque aceptaría una votación en todo el Estado siempre que el único resultado vinculante fuese el de Catalunya, extremo este que hace unos días puso públicamen­te sobre la mesa el propio presidente de la Generalita­t.

A pesar de las teóricas ventajas de un referéndum pactado sobre uno unilateral, el IEA alerta, en todo caso, sobre la posibilida­d de que el acuerdo pudiera ser una estrategia para impedirlo. “Habrá que estar atento a que la estrategia estatal no consista en mostrarse dispuesto a acordar y conceder un referéndum con la estrategia de fondo de que el TC acabe deteniendo la consulta”, que “sería coherente con el relato estatal que pone el acento en la imposibili­dad jurídica de convocar un referéndum”, advierte.

El estudio plantea un “reconocimi­ento informal” con una “declaració­n de Rajoy por televisión”

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KIM MANRESA Carles Puigdemont ofreció ayer la tradiciona­l recepción al cuerpo consular acreditado en Catalunya

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