¿Qué le pasa al panga?
Vuelve la controversia en torno a este pescado después de que Carrefour deje de venderlo
Es uno de los pescados más económicos que se pueden encontrar en las pescaderías españolas, donde se puede comprar, en filetes, por aproximadamente 4 euros por kilo. Y eso que viene de lejos. El que se consume en España viene sobre todo de Vietnam, donde se cría en piscifactorías a lo largo del río Mekong, uno de los ríos más contaminados del mundo. Las importaciones españolas de panga procedente de este país asiático alcanzaron, en 2015, las 23.179 toneladas y un valor de 47,6 millones de euros, según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Ayer, la cadena de distribución Carrefour anunció que dejaba de vender este pescado “de forma preventiva” en España debido al impacto medioambiental de su producción. La decisión de la división española de Carrefour está en línea con la expresada, el martes pasado, por la misma en Francia y Bélgica.
El grupo de origen francés explicó que, mientras la calidad del panga puesto a la venta era “impecable”, había dudas sobre los mecanismos de control de las granjas donde se cultiva para evitar que los residuos contaminen sus aguas, por la cantidad de excrementos y desperdicios que emiten los peces. Y es que el panga siempre ha nadado en aguas turbulentas.
Productores de otros pescados económicos en España se han quejado de la competencia desleal que el panga suponía, por ejemplo, para la trucha. Y como ahora, siempre ha estado en el punto de mira de distintas organizaciones ecologistas.
WWF recomienda comprar panga con el certificado ASC, que se ha criado de forma respetuosa con el medio ambiente. Esta organización asegura que incluso dentro de la producción vietnamita un 20% cuenta con esa trazabilidad. Por su parte, Greenpeace no incluye al panga en su lista roja de especies pesqueras, pero en varios informes ha puesto de manifiesto el impacto de su cría sobre la biodiversidad, los ya mencionados problemas de polución del río Mekong o los de deforestación para establecer granjas.
También han existido dudas sobre la seguridad de su consumo. Aunque desde la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos (Apromar), se asegura que “el pescado que se vende en la UE es seguro”, recientemente, el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Lluís Serra Majem, alertó del consumo de este pescado dados sus “niveles significativos de arsénico y antibióticos”.
Y también algunos consumidores se han manifestado en su contra. Debido a su bajo precio, es muy del apetito de los servicios de catering que sirven a escuelas. Ayer mismo, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos dirigió una carta a los ministros de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, y de Sanidad, Dolors Montserrat, para que se prohíba de forma urgente el uso en los comedores escolares del panga y la tilapia, otro pescado barato pero de origen africano. En este sentido, la empresa Luis Sosa Rodríguez, que sirve a 80 escuelas andaluzas, anunció –a mediados de enero– su intención de retirar en febrero de sus menús escolares al panga, tras las quejas formuladas por los padres de los niños ante las dudas en el origen y la calidad de este producto.
Su consumo siempre ha levantado suspicacias entre consumidores, científicos y ecologistas