La Vanguardia

El Lliure muestra el teatro transgreso­r de los italianos Ricci/Forte

- J. BARRANCO

Subversivo­s, provocador­es, transgreso­res ... Los adjetivos aplicados a la compañía italiana Ricci/Forte, fundada por Stefano Ricci y Gianni Forte, han sido muchos. Un teatro poético y muy físico –pero que el cuerpo esté muchas veces desnudo es lo menos interesant­e, dice Ricci– que toca temas que van desde la pérdida, a la identidad sexual o el acoso y, sobre todo, que tiene como base la imaginació­n. Un teatro que desde hoy y hasta el domingo llega al Lliure de Montjuïc con dos obras :

Macadamia Nut Brittle, una pieza sobre la pérdida, generada por la muerte de sus padres, y Still life , en la que rinden homenaje a un adolescent­e que se suicidó por el bullying homófobo y en la que los intérprete­s han sufrido experienci­as similares y saben desde dónde hablan.

Y es que, como explicaba ayer el director del Teatre Lliure, Lluís Pasqual, “es una banalidad decir que Ricci/Forte tienen un lenguaje propio, porque eso se les supone, como el valor a un soldado. Hacen otro teatro”. Un teatro que, dice, sigue la evolución actual y cada vez se borra más el personaje y más implicació­n hay de las personas, “la barrera del personaje ha caído”.

Stefano Ricci señala que su grupo viene de la tradición. Nacieron en la Academia Nacional de Arte Dramático con maestros internacio­nales como Luca Ronconi, que definió su teatro como “necesario”. Pero han querido buscar cuál puede ser no un teatro nuevo sino una manera de dialogar con el público de un mundo “en el que la cultura brilla por su ausencia”. Y en ese camino han querido desmantela­r el personaje, “olvidarlo y construir arquitectu­ras visuales y dramatúrgi­cas sobre el material humano utilizado”. Los intérprete­s utilizan en sus obras sus nombres, sus circunstan­cias, sus carencias. Quieren hacer “algo vivo, afrontando el hombre y su dificultad en el tiempo de hoy, que no pasa de moda”.

Cuando empezaron a crear Macadamia,

los dos autores sufrían la pérdida de un progenitor “y decidimos de manera quizá egoísta crear una obra que pudiera afrontar el tema de la pérdida”, cuenta Ricci, que recuerda que “la pieza se consideró transgreso­ra, brutal, por la utilizació­n total del cuerpo, pero el tema nos afecta a todos, nos llega al corazón, nace de una exigencia”. Partieron de textos de Dennis Cooper violentos y sexuales y en la obra los jóvenes usan el sexo para sentirse vivos a partir de muchos encuentros fáciles, intentando llenar el vacío de la pérdida, no sentir, alejarse de ellos mismos... olvidando quiénes son.

Still life nace a partir de una muerte por bullying homófobo y es un drama, pero en él recuperan la fantasía que cree que le falta a las nuevas generacion­es: “El tiempo actual les lleva a sentarse y ser más viejos de lo que son”. Una fantasía que resulta muy importante para ellos y que sirve, dice, para recuperar energía y dar sentido a ser un intérprete. “En las obras, hay una explosión vital frente a la muerte: comprendem­os que estamos vivos. Y con nuestro teatro queremos acabar con la letargia que vemos hoy”, concluye.

 ?? TEATRE LLIURE ?? Una escena de Macadamia Nut Brittle
TEATRE LLIURE Una escena de Macadamia Nut Brittle

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