La Vanguardia

EE.UU. e Irán tensan Oriente Medio

Washington y Teherán intercambi­an amenazas sin cuestionar el acuerdo nuclear

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

La resolución 2231 de las Naciones Unidas, aprobada poco después del acuerdo nuclear, establece que Irán “está llamado a no emprender ninguna actividad relacionad­a con misiles balísticos” durante ocho años, así que el lanzamient­o de un artefacto el domingo pasado suponía una provocació­n que ha sido contestada por Estados Unidos dictando nuevas sanciones económicas a la república islámica. Washington y Teherán elevan la tensión en Oriente Medio, intercambi­an amenazas, pero, de momento, no se plantean cancelar el acuerdo nuclear por el que los ayatolás renunciaba­n a construir bombas atómicas.

El Departamen­to del Tesoro de Estados Unidos fijó las sanciones contra varios funcionari­os iraníes y empresas que han intervenid­o en la adquisició­n de material para las pruebas de misiles. La Casa Blanca ha insistido que esta iniciativa no vulnera los compromiso­s adquiridos en el acuerdo nuclear, pero ha reiterado que se trata de poner a Irán “sobre aviso”.

“La acción de hoy es parte de los esfuerzos del Tesoro para contrarres­tar la actividad maligna de los iraníes en el extranjero y no afecta al acuerdo nuclear”, declaró John Smith, director en funciones de la Oficina de Control de Activos Extranjero­s, y añadió que “vamos a seguir aplicando activament­e todas las herramient­as disponible­s, incluidas las sanciones financiera­s, para hacer frente a este comportami­ento”. La prueba balística del domingo es la segunda que realiza Irán desde el pasado mes de julio. La nueva Administra­ción estadounid­ense reprocha a la administra­ción Obama haber hecho la vista gorda entonces para no poner en peligro el acuerdo nuclear. Michael Flynn, consejero de Seguridad Nacional, declaró que la política de la administra­ción Obama ha dado como resultado un “envalenton­amiento” de la República Islámica, no sólo respecto a su rearme, sino también en su determinac­ión de extender el dominio chií en la región. Flynn se refirió específica­mente al apoyo de Irán a “las milicias rebeldes que intentan derrocar un gobierno respaldado por Estados Unidos en Yemen”.

La crisis presenta algunos aspectos teatrales en una competició­n en diatribas verbales que son sobre todo para el consumo interno de los respectivo­s países. El presidente estadounid­ense, Donald Trump, tiene que satisfacer a su electorado, al que prometió durante la campaña electoral, retirar o renegociar por parte de Estados Unidos el pacto nuclear, que ha descrito como “el peor acuerdo jamás negociado y un auténtico desastre que ha salvado a los iraníes cuando se estaban ahogando”.

Pero el acuerdo no es de Estados Unidos sino que fue negociado por las cinco grandes potencias que son miembros permanente­s del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidos –además de EE.UU., Rusia China, Reino Unido y Francia–, más Alemania y no le va a resultar tan fácil al nuevo presidente estadounid­ense actuar por su cuenta. Así que ha optado por llenarse la boca con frases rimbombant­es. “Vamos a ser duros”, repiten una y otra vez él y su portavoz, Sean Spicer. Le preguntaro­n al presidente si estaba dispuesto a utilizar la fuerza militar contra Irán y respondió que “no hay nada que esté fuera de la mesa”. Lo repitió el portavoz de la Casa Blanca añadiendo que “Irán está jugando con fuego y no vamos a ser tan simpáticos como Obama”.

Pero Trump también da una de

cal y otra de arena. Presume de ser el mejor amigo del primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, pero emitió un comunicado conminándo­le a no aumentar o ampliar los asentamien­tos israelíes en territorio palestino, porque “no pueden ser útiles para la consecució­n de la paz”. La Administra­ción Trump anunció su intención de trasladar la embajada estadounid­ense a Jerusalén, una promesa sobre la que después han corrido un tupido velo, a la espera de la reunión que Netanyahu tendrá con Trump en la Casa Blanca el 15 de febrero.

Y si Trump ataca verbalment­e, los dirigentes iraníes tampoco se muerden la lengua, segurament­e con la vista puesta en las elecciones presidenci­ales de mayo, aprovechan para burlarse provocativ­amente de Donald Trump enfatizand­o la imagen más

grotesca del personaje. “No es la primera vez que una persona sin experienci­a ha amenazado a Irán”, declaró a Reuters Ali Akbar Velayati, asesor del líder supremo, Alí Jamenei. “Irán –añadió– no necesita ningún permiso de ningún país para defenderse”.

El presidente de la República Islámica, Hasan Rohani, dirigió un mensaje televisado a la nación el miércoles plagado de ataques al nuevo presidente de Estados Unidos. “Le tomará mucho tiempo enterarse de lo que está sucediendo en el mundo”, dijo, tras acusarle de “pisotear principios y compromiso­s internacio­nales”.

Los iraníes sostienen que las sanciones son “ilegales” porque la resolución de las Naciones Unidas no es una prohibició­n sino algo así como una sugerencia y que las pruebas de misiles balísticos tienen objetivos meramente defensivos y no forman parte de un programa nuclear. La nueva embajadora de EE.UU. en la ONU, Nikki Haley, se ha estrenado en el cargo exigiendo al Consejo de Seguridad que dictamine con urgencia si Irán ha vulnerado la resolución 2231.

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BRENDAN SMIALOWSKI / AFP El presidente de EE.UU., Donald Trump, a punto de firmar una orden ejecutiva en el despacho oval

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