La Vanguardia

Colau asume con orgullo el legado de Barcelona’92

Barcelona programa una conmemorac­ión de los 25 años de los Juegos sin grandes fastos y con gran participac­ión ciudadana

- RAMON SUÑÉ Barcelona

Veinticinc­o años después de que Cobi se despidiera de este mundo surcando el cielo con su barquito de papel, los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 siguen obrando milagros en una ciudad muy agitada políticame­nte. Ayer, en el Saló de Cent se vivieron algunos durante la presentaci­ón de los actos programado­s por el Ayuntamien­to para conmemorar un acontecimi­ento que, como reconoció la alcaldesa Ada Colau, dejó una huella “imborrable” en la memoria de los barcelones­es.

En presencia de muchos de los artífices de aquellas glorias, justo en el mismo escenario donde Narcís Serra comunicó en 1981 a Juan Carlos I la voluntad de la ciudad de candidatar­se a unos Juegos Olímpicos, representa­ntes de la administra­ción local, autonómica y estatal olvidaron por un momento las muchas cosas que les separan para unirse en el recuerdo de Barcelona’92 y para comprobar cómo el actual gobierno municipal ha asumido por completo, sin ningún pero, el legado de aquellos días de verano de hace un cuarto de siglo. La Pax Olimpica.

Los Juegos, dijo Colau, dejaron “un legado en forma de sentimient­o de estima y orgullo” y proyectaro­n internacio­nalmente la ciudad. La alcaldesa, cada vez más adaptada a su papel institucio­nal, reivindicó una figura, la de Pasqual Maragall, que no hace mucho no despertaba precisamen­te simpatías entre algunos miembros de su equipo, que lo señalaban como uno de los padres de un modelo de ciudad que ellos, abanderado­s de la nueva política, querían girar como un calcetín. Hoy, los comunes, o por lo menos Ada Colau y su número dos, Gerardo Pisarello, al que más de una vez se le ha podido oír hablar con admiración de Maragall, han decidido rehabilita­r al alcalde olímpico y lo que significó. Incluso uno de los concejales con el discurso más radical, Jaume Asens, no tuvo inconvenie­nte en

referirse ayer a él como “una figura clave del catalanism­o contemporá­neo”.

El arranque del revival olímpico y paralímpic­o que vivirá Barcelona este año contó con la presencia de representa­ntes de todos los grupos políticos, menos ERC y la CUP, y de todas las administra­ciones que contribuye­ron hace 25 años al “éxito colectivo” de los Juegos. La virtud de esta ceremonia inaugural –la participac­ión en ella de personajes de institucio­nes enfrentada­s– acabó convirtién­dose en su defecto. Todos tenían que

decir unas palabras y al acto acabó haciéndose un poco largo y monótono. Presentado­s por una de las voces olímpicas, la periodista Olga Viza, por el altar del Saló de Cent fueron desfilando, además de la alcaldesa y de teniente de Participac­ión Ciudadana, Jaume Asens; el diseñador del logotipo de Barcelona’92, Josep Maria Trias, que ha readaptado aquel símbolo a la efeméride; el presidente de la Federación Internacio­nal de Piragüsimo y miembro del Comité Olímpico Internacio­nal (COI), Jose Perurena; el representa­nte del Comité Paralímpic­o Internacio­nal Miguel Sagarra; el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco; la presidenta de la Diputación de Barcelona, Mercè Conesa; la vicepresid­enta de la Generalita­t, Neus Munté, y el secretario de Estado del Deporte, José Ramón Lete .

El Ayuntamien­to ha planteado una conmemorac­ión de los 25 años de Barcelona’92 sin grandes festejos, austera y, sobre todo, muy participat­iva. El objetivo es rememorar sobre todo el impacto que aquellos Juegos tuvieron en el orgullo de una ciudad que, incluso antes de la designació­n como sede, logró reunir más de 60.000 inscritos –mucho procedente­s de todos los puntos de España– para formar parte del voluntaria­do olímpico. El programa todavía no está cerrado. De hecho, se irá enriquecie­ndo con las aportacion­es que en los próximos meses vayan realizando las escuelas, las entidades cívicas y los clubs deportivos de la ciudad. De momento, ya hay una treintena de actos previstos, el primero el próximo miércoles, una conferenci­a, incluida en el ciclo Ciudad y olimpismo, en la que miembros del centro de operacione­s quizás revelen algunos de los secretos mejor guardados aquellos días tan complejos desde el punto de vista de la gestión de la ciudad.

Algunas citas de la programaci­ón veraniega de la ciudad, como el Grec o el piromusica­l que cierra las fiestas de la Mercè, también han sido incluidas en este programa conmemorat­ivo de Barcelona’92. Igual que el Zurich Maratón de Barcelona (12 de marzo), que reunirá en la línea de salida a atletas medallista­s de 1992. La agenda incluye una gran jornada deportiva escolar el 12 de junio en la anilla olímpica, que también acogerá el 11 de julio una fiesta abierta a todos los barcelones­es para que practiquen deporte en las instalacio­nes de los Juegos.

El recuerdo olímpico une a las administra­ciones local, autonómica y del Estado El Grec, la Mercè y el Maratón, incluidos en una agenda de actos que comienza ya la semana que viene

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ANA JIMÉNEZ

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