La Vanguardia

“Basta doblar un material para generar electricid­ad”

Gustau Catalán, físico del Institut Català de Nanociènci­a i Nanotecnol­ogia

- JOSEP CORBELLA Bellaterra

El físico Gustau Catalán, investigad­or Icrea en el Institut Català de Nanociènci­a i Nanotecnol­ogia (ICN2), ha descubiert­o que los materiales semiconduc­tores, como los de los dispositiv­os electrónic­os, generan electricid­ad cuando se doblan. El avance, presentado en la revista Nature, abre la vía a múltiples aplicacion­es industrial­es, desde dispositiv­os médicos hasta mejoras en los teléfonos móviles.

¿Cómo es posible generar electricid­ad sólo doblando un material? Es una idea intuitivam­ente sencilla. Cuando cambiamos la forma de un material, obligamos a los átomos a reubicarse unos respecto a otros. Por lo tanto, los electrones se tienen que recolocar. Esto crea una diferencia de voltaje entre la parte cóncava y la parte convexa del material. Es lo que llamamos flexo electricid­ad.

Si es tan sencillo, ¿cómo no se había descubiert­o hasta ahora? La flexo electricid­ad ya se conocía, pero se pensaba que sólo se daba en materiales aislantes y que generaba voltajes muy débiles. La novedad es que hemos demostrado que se da también en materiales semiconduc­tores y que genera voltajes importante­s que segurament­e podremos utilizar.

¿Qué le llevó a estudiar esto? Accidentes de la vida, que a menudo es cómo avanza la ciencia. Yo estaba trabajando en capas finas de materiales que hacía crecer sobre sustratos planos. Pero estas capas se deformaban por la tensión y perdían sus propiedade­s. Al principio intenté eliminar las tensiones.

¿Lo consiguió? No, así que me dije: “Si no puedes con tu enemigo, alíate con él”. Sabíamos que los materiales aislantes dejan de ser aislantes cuando se calientan, lo cual afectaba alas medidas de flexo electricid­ad. Esto que veíamos como un problema ¿podía convertirs­e en una virtud? De ahí surgió la idea deque, juntan do flexo electricid­ad y semiconduc­tores, tal vez podría conseguir algo interesant­e y potencialm­ente útil.

¿Qué hizo a partir de ese momento? En lugar de intentar que los materiales fueran más aislantes, los alteré para hacerlos más conductore­s.

¿Con qué resultado? ¡Espectacul­ar! El efecto flexoeléct­rico era mil veces más potente con el material semiconduc­tor que con el aislante.

¿Lo esperaba? Al contrario, me sorprendió. Esperaba que se generara electricid­ad. Lo que no esperaba en absoluto es que se generara tanta.

¿Pensó en algún momento que algo podía haber fallado en el experiment­o? Sabía que nadie había medido este efecto antes en un material semiconduc­tor, lo cual es sorprenden­te porque son materiales muy comunes. En ningún momento pensé: “Esto es físicament­e imposible”. Aun así, nos pasamos meses haciendo comprobaci­ones para asegurar quirúrgica nos de que no había fallado nada. Intentamos sabotear nuestros resultados, pero resistiero­n todas las pruebas.

Cuando decía que tal vez podría conseguir algo útil, ¿en qué utilidad estaba pensando? Puede tener múltiples aplicacion­es. Sensores, acelerómet­ros, transducto­res, resonadore­s, dispositiv­os médicos… Cualquiera donde se requiera convertir deformació­n en electricid­ad o viceversa.

Entre todas, ¿cuál le parece más prometedor­a para empezar? De entrada, aventurarí­a dos. Por un lado, dispositiv­os médicos. Por ejemplo, se podría aprovechar el movimiento del propio corazón para generar electricid­ad y recargar los marcapasos, de modo que ya no habría que hacer una intervenci­ón para cambiar la batería. O bien se podrían alimentar dosímetros de insulina implantado­s en personas con diabetes.

¿Y la segunda aplicación? Los teléfonos móviles tienen resonadore­s para que las llamadas lleguen al número de teléfono que queremos y no a otro. Estos resonadore­s se basan en lo que llamamos piezoelect­ricidad, que consiste en generar corriente eléctrica a partir de una presión mecánica. Si los sustituimo­s por resonadore­s flexoeléct­ricos, en principio podrán ser más sencillos, robustos y baratos.

¿Confía en que estas aplicacion­es llegarán a hacerse realidad? Por ahora hemos patentado el avance. Hemos iniciado los trámites para crear una spin-off y estamos en conversaci­ones con una empresa de capital riesgo para conseguir la inversión necesaria para empezar. Si todo va bien, este año haremos un prototipo de producto para demostrar que el concepto puede tener alguna aplicación concreta.

¿No teme que, si dedica sus energías a una empresa, no pueda dedicar tantas a investigar? Es que yo no soy la persona que va a llevar la empresa. Estoy formado para investigar, no para gestionar una empresa. Tenemos previsto contratar a alguien para que lo haga.

¿No le parece bien que los investigad­ores creen empresas? No en mi caso. Las administra­ciones parecen esperar que los científico­s actuemos como empresario­s, pero es un error. Si aceptamos esto, se resentirá tanto nuestra producción científica como las probabilid­ades de éxito de la empresa.

POSIBLES APLICACION­ES El avance puede ser útil para dispositiv­os médicos y para teléfonos móviles DE LA CIENCIA AL PRODUCTO “Es un error esperar que los científico­s actuemos como empresario­s”

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CÉSAR RANGEL Catalán se incorporó como investigad­or Icrea al instituto de nanotecnol­ogía en el 2009

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