El autor del corto que aspira al Oscar
EL DIRECTOR DE ‘TIMECODE’, QUE YA TIENE UN GAUDÍ, COMPITE HOY POR EL GOYA Y SE MARCHA A HOLLYWOOD A LUCHAR POR LA PRECIADA ESTATUILLA
“Mejor no nos precipitemos”, pide Juanjo Giménez con respecto a los triunfos que están por llegar
Desde que se hizo pública la candidatura de Timecode en los Oscars, un emotivo corto de 15 minutos, donde la danza es fundamental, Juanjo Giménez, su director y productor, vive montado en una nube. El Gaudí –que ganó el pasado domingo– ya está colocado en una estantería de su casa y quizá tendría que empezar a pensar dónde coloca el Goya. Pues puede ganar uno hoy mismo. Tiene verdaderas posibilidades de llevarse el Goya al mejor corto, para el que está nominado, en la ceremonia de los premios mayores del cine español que se celebra esta noche en Madrid.
“No; mejor no nos precipitemos”, dice prudente el director, que destaca la calidad de los otros cortos en liza (no dice competidores). “Especialmente Graffiti , de Lluís Quílez”, afirma. Uno de los diez cortos internacionales que lo acompañó en la preselección para los Oscars. Mañana mismo, directamente desde Madrid, Juanjo Giménez parte para Hollywood, a incorporarse al maravilloso circo que precede la entrega de estatuillas. “Me lo tomo como un ruido de fondo muy agradable, como si fuera música”, dice. “Es excepcional lo que está pasando con Timecode. Intento mantener la distancia, cómo si fuera a otro el que lo está viviendo. Evidentemente me ha dado una visibilidad que hasta ahora no tenía. Pero llevo más de veinte años en esto y he vivido situaciones de todos los colores como para dejarme cegar”. Y recuerda cuando, como productor, La casa de mi abuela, del alicantino Adán Aliaga, le proporcionó en el 2005 el premio a la mejor película documental del Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam, que es “como el Oscar de los documentales”. Y esto lo dice Juanjo Giménez con tono burlón: “Con el Oscar no tienes que dar más referencia, habla por sí solo. Es la prueba de su poder mediático”.
Y es que Timecode, además de haber sido elegido para aspirar al Oscar, que ya es un premio en sí mismo, lleva más de cincuenta premios obtenidos en los diferentes festivales del mundo consagrados al corto. “Los cortometrajistas vivimos en los festivales, es el espacio natural del corto. A Timecode todavía le queda recorrido en el circuito. Pero tras el Oscar lo dejaré viajar por si sólo, yo me apeo de su estela”. Juanjo quiere volver a sus proyectos, un largo entre ellos.
Efectivamente Juanjo vive estos días en una nube. Pero tiene los pies bien asentados en tierra. En este caso, mientras conversamos, en un autobús –“soy un gran defensor del transporte público”que lo lleva de vuelta a la Zona Franca. Al parking donde ser rodó, en un par de días, Timecode, una historia de ruidoso silencio, prácticamente sin palabras y emocionada danza. Vuelve para un amplio reportaje de televisión. “Es el efecto Oscar”, dice.
En el sector audiovisual catalán la alegría por el éxito de Juanjo Giménez es una alegría compartida por todos. El director de Timecode es un personaje querido y respetado. “Un picapedrero del audiovisual”, según definición cariñosa de Tono Folguera, productor que compitió con cuatro producciones en los pasados Gaudí y de donde se fue de vacío... de vuelta a la mina. A empezar de nuevo. “Un picapedrero admirable”, añade Folguera.
Juanjo Giménez es economista de formación. Trabajó en varias multinacionales, especialmente del sector electrónico, HP, Epson, etcétera, antes de entregarse al audiovisual, tanto como director, productor y profesor. “De la docena de personas que empezamos en Centre d’Estudis Cinematogràfics de Catalunya, allá por los primeros años noventa, con José Luis Guerin y otros destacados cineastas como profesores, creo que seguimos en activo dos, otro compañero y yo. Los demás han tirado la toalla”.
De todos los formatos en los que ha trabajado, Giménez considera que el corto es el más democrático y, que ahora, tiene autonomía por si mismo. “Antes se entendía el corto como un paso necesario y previo para llegar al largo, una especie de peaje que había que pagar”, dice. “Ahora ya no es así, hay gente que es muy feliz haciendo cortos, y el nivel de estos cortos es altísimo. Sólo hay que mirar a mis contrincantes en los Goya y en los Oscars”. ¿Quiere ganar el Oscar? “Por supuesto”, dice. “Pero si le soy sincero, gane o no gane ya estoy más que recompensado”.