El Gobierno estudia cómo afrontar el envejecimiento de la población
Dentro de treinta años, el número de mayores de 64 años triplicará el de niños
Tras años de hacer oídos sordos a las advertencias de los demógrafos sobre el envejecimiento de la población española y sus efectos sociales y económicos, el Gobierno empieza a tomar medidas para frenarlo.
Los expertos llevan años alertando de las consecuencias de los cambios demográficos españoles, unos cambios que comenzaron allá por los setenta y que se afianzaron claramente en los noventa con la caída brusca de la natalidad, mientras se ganaban años de vida en la vejez. Pero la llegada masiva de inmigrantes en el año 2000, más jóvenes y con hijos, tranquilizó el espíritu de los gobernantes, que siguieron tomando decisiones al margen de los vaticinios de los demógrafos. ¿Para qué?
Pero la realidad es tozuda y, por mucho que se quiera enmascarar o eludir, siempre termina imponiéndose. Ahora, con casi 20 años de retraso, y cuando se ve en serio peligro el sistema de pensiones, por un lado, y por otro, se suceden las evaluaciones sobre las cantidades millonarias de las que será preciso disponer en materia sanitaria y social, es cuando los responsables políticos (de todos los signos y colores) se ponen en marcha para evitar el colapso del sistema en las décadas venideras. ¿Tarde? El tiempo lo dirá.
“Los políticos debaten sobre cuestiones de actualidad, y a veces del pasado más inmediato, con el fin de tener argumentos para continuar el debate. Pero suelen olvidarse del futuro. Las cuestiones demográficas son de tal trascendencia que deberían ocupar un espacio en el habitual debate sobre el estado de la nación. Ya otros profesionales alejados de la demografía lo han solicitado”, señalan los investigadores Antonio Abellán, Rogelio Pujol y Diego Ramiro, del departamento de Población del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en el artículo Será un país para viejos. Resultados de las nuevas proyecciones de población del INE.
La pasada semana, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba lo que poco antes había anunciado el Gobierno, la creación de un comisionado para hacer frente al reto del aumento de la población y decidir cuáles son las medidas que adoptar a medio y largo plazo en materia demográfica. En la Conferencia de Presidentes Autonómicos, celebrada en enero, se acordó elaborar una estrategia nacional sobre esta materia. “Afortunadamente vivimos cada vez más, pero estamos obligados a adaptar nuestra economía a esa feliz circunstancia”, señaló hace unos días Mariano Rajoy al respecto.
Este será uno de los puntos claves de esta legislatura, inaplazable ante la crudeza de los datos. En España, en este momento, diez comunidades cuentan con un saldo vegetativo negativo. En el conjunto del Estado, las proyecciones demográficas plantean un descenso ininterrumpido de la población, habiéndose pronosticado una pérdida de más de medio millón de habitantes en el 2031 y de más de cinco millones en el 2066. La causa hay que buscarla en la baja natalidad.
A esta situación hay que sumar la prolongación de la esperanza de vida: las mujeres españolas tienen una esperanza de vida al nacer de 85,6 años, y los hombres, de 80,1. Según los datos del Padrón Continuo (INE), en este momento hay casi 9 millones de personas mayores de 64 años, que representan un 18,5% de la población total. Además, sigue creciendo la proporción de octogenarios, que ahora representan el 5,8% de toda la población (padrón 2015).
Según la proyección del INE, en el año 2050, a mitad de siglo, las personas mayores de 65 años estarán por encima del 30% de la población (con casi 13 millones), y los octogenarios llegarán a ser más de cuatro millones, lo que supondría en conjunto más del 30%
La estructura de la población cambiará en 30 años; los mayores de 64 años triplicarán la cifra de niños