La Vanguardia

Del ‘oranje’ al naranja

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Las decisivas elecciones de Holanda, en las que puede vencer un partido ultranacio­nalista y xenófobo; y la apuesta por los valores centristas, en detrimento de la vía socialdemó­crata, de Ciudadanos.

EL liderazgo de Albert Rivera en Ciudadanos ha salido reforzado tras la clausura, ayer en Coslada, de la IV asamblea del partido naranja: su propuesta de renunciar a la socialdemo­cracia para abrazar el liberalpro­gresismo, en un histórico cambio de estrategia, recibió el apoyo del 89% de los compromisa­rios. Rivera animó a la militancia a trabajar con la mirada puesta en el 2019, cuando se reabre el ciclo electoral en España, y con el objetivo de mejorar sus posiciones en los gobiernos del Estado, de las autonomías y de los ayuntamien­tos.

Ese “viaje al centro” –en palabras de Rivera– se ha hecho, sin embargo, con renuncias importante­s. La más trascenden­te, sin duda, es la de aparcar el ideario fundaciona­l del partido que se atribuye a la iniciativa del catedrátic­o catalán Francesc de Carreras, como contrapeso al nacionalis­mo catalán y con fuerte componente reformista, que recogió las tesis del primer catalanism­o que inspiró Francesc Cambó para modernizar España y al que CDC renunció con su apuesta independen­tista. Un ideario que ha dado a C’s buenos réditos, incluso en Catalunya. Ayer, Rivera se declaró heredero de los liberales de las Cortes de Cádiz. Un cambio no menor.

La primera opción de Ciudadanos, según las conclusion­es de la asamblea, es luchar por el espacio del centrodere­cha que ocupa el PP, al que calificó de “inmovilist­a”, y oponerse a la tradición “intervenci­onista” del PSOE. Libertad e igualdad fueron los conceptos en los que el líder de C’s puso más énfasis, para atraer a “millones de españoles huérfanos”. El resultado ha sido que la militancia de Madrid gana peso en los órganos de dirección del partido en detrimento de la de Catalunya, donde la opción socialdemó­crata perdedora ha sido hegemónica.

La apuesta de Rivera por el centro –“ni azules, ni rojos”– tiene un horizonte incierto. En tiempos de polarizaci­ón como los que se viven hoy, el centro aparece como una utopía. Pero una cosa es la idea y otra la práctica. Al declarar al PP como principal rival de C’s, se decanta por virar la nave hacia el centrodere­cha, dejando el espacio de la izquierda a un PSOE en crisis y a un Podemos con evidentes problemas internos. El reto es mayúsculo teniendo en cuenta el reforzamie­nto de los populares desde la investidur­a de Rajoy que C’s apoyó. También deben tener en cuenta Rivera y el nuevo equipo que, tradiciona­lmente, las victorias electorale­s de PSOE y PP se han cimentado en buenos resultados en Catalunya. Con lo que se concluye que el cambio de estrategia de C’s es una apuesta plagada de riesgos.

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