Holanda abre el ciclo electoral
CRECE la expectación en Europa por las elecciones que se celebrarán dentro de 37 días en Holanda y que serán las primeras de un año en que también los ciudadanos de Francia, Alemania y probablemente Italia están llamados a las urnas. En Holanda confluyen dos hechos clave que pueden marcar tendencia en los otros países: el auge de un partido antiinmigración y antieuropeísta, que figura el primero en las encuestas por intención de voto, y el temor a los ciberataques de Rusia para intentar influir y manipular los resultados electorales. Tanto es así, que el Gobierno holandés ha decidido renunciar a la informática y volver al recuento tradicional a mano para realizar el escrutinio con objeto de garantizar la máxima seguridad.
Muy probablemente los 12,6 millones de electores holandeses darán el próximo 15 de marzo al Partido de la Libertad (PVV), que lidera Geert Wilders, el mayor número de votos. Las últimas encuestas le asignan entre 27 y 28 escaños sobre los 150 que tiene el Parlamento. Pero, pese a ser el partido mayoritario, difícilmente podrá gobernar porque es previsible que lo impida una coalición del resto de los partidos: liberal, democristiano, socialdemócrata y verdes, principalmente.
El hecho de que Wilders no pueda gobernar, sin embargo, no oculta la gravedad que pueda tener una victoria electoral amparada en mensajes como limitar el número de marroquíes en el país, clausurar las mezquitas, prohibir el Corán, cerrar las fronteras, salir de la Unión Europea con la previa convocatoria de un referéndum y abandonar el euro para volver al florín. Su ideario político está en la línea, aunque es mucho más duro, del que ha favorecido el triunfo del Brexit y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, en un momento en que partidos similares al suyo crecen especialmente en Francia, con Marine Le Pen al frente, y también en Alemania.
El sentimiento anti-Unión Europea y antiinmigración no deja de crecer en el continente en medio de la mayor crisis migratoria que se vive desde la Segunda Guerra Mundial. El previsible triunfo de Wilders en Holanda, en este sentido, sería un hecho tremendamente negativo porque podría contribuir a incrementar esa tendencia en el resto de Europa, alentada además desde Estados Unidos por Donald Trump. De ahí lo importante que es el impulso de políticas que devuelvan la empatía ciudadana con los ideales del proyecto comunitario y del modelo social europeo, que es único en el mundo, haciéndolos compatibles con la acogida de la creciente inmigración. La dificultad de ello es evidente, pero hay que renovar los esfuerzos para conseguirlo. De momento, sin embargo, en Holanda el conjunto de los grandes partidos endurece los mensajes contra la inmigración para no perder más votos.
Otro síntoma relevante de lo que sucede en Holanda, como hemos dicho, es la creciente importancia que están adquiriendo los ciberataques procedentes –principalmente– de Rusia, hasta el punto que el Consejo Electoral del país ha decidido contabilizar manualmente los votos de las elecciones y comunicarlos por teléfono. Ello pone de manifiesto la necesidad de hacer frente a este riesgo informático en Europa, tanto a través de negociaciones diplomáticas con Rusia como con la puesta a punto de los adecuados sistemas tecnológicos de defensa y respuesta que en algunos países, como es el caso de Holanda, han quedado obsoletos.