Me gustan los lunes
Hasta ahora hemos vivido una retahíla de ‘diades’ festivas con la revolución de las sonrisas y la fiesta; hoy es lunes
Hoy no es un lunes cualquiera. Tampoco un lunes histórico. En el último lustro nos hemos hartado de vivir días históricos. Cuando un día lleva cola en catalán le llamamos diada. El Onze de Setembre casi monopoliza lo de Diada, pero también se usa por Sant Jordi o la Candelera. De hecho, una diada es un día señalado en el que celebramos una gran fiesta. Hoy no. Hoy es lunes. No es un lunes cualquiera, pero es lunes. Miles de catalanes se han pillado fiesta para acompañar al Tribunal Superior de Justícia de Catalunya a Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau. Se les acusa de desobediencia y prevaricación administrativa por haber organizado el proceso participativo del 9 de noviembre del 2014, en el que participamos más de 2,3 millones de ciudadanos que hoy también nos sentimos juzgados. Hoy no es una diada. Hoy es lunes y empieza un juicio demencial para dirimir cuestiones que se tendrían que dilucidar en los espacios de brega política. A mí me gustan los lunes. La percepción de la realidad que te puedes formar en una noche de sábado o una tarde de domingo es muy limitada. En todo caso, no es completa sin la que te da una mañana de lunes. El proceso independentista, hasta ahora, es una retahíla de diades festivas con la revolución de las sonrisas, los colores y las performances. Hoy es lunes. Un lunes gris en un juzgado en blanco y negro. Ya era hora de dejarnos de zarandajas. Llega la hora de la verdad. Si el 9-N es delito, urge redefinir las palabras. Si las urnas son delito, si contarnos en referéndum es delito, si lo es debatir, reunirse, hablar, opinar... es que el delito se torna delicuescente.
Detesto a la gente que se queja porque es lunes. Hace ya años, desde que el pesado de Bob Geldof compuso I don’t like
Mondays, el único éxito de sus Boomtown Rats que suena por todas partes hasta trepanarnos los tímpanos. Cuando ya estaba harto de escucharla leí qué le inspiró y lo entendí todo. El 29 de enero de 1979 una adolescente de dieciséis años llamada Brenda Ann Spencer blandió el rifle semiautomático del calibre 22 que le había regalado su padre y empezó a disparar indiscriminadamente en la entrada de su escuela elemental, en San Diego. Mató al director y al conserje e hirió a ocho niños. Cuando la policía le pidió por qué lo había hecho respondió: “No me gustan los lunes. Simplemente lo hice para animar el día. A nadie le gustan los lunes”. Bob Geldof lo leyó y le surgió la inspiración como una seta después de la lluvia. Cuando lo supe entendí por qué la cancioncilla me parece insufrible. A mí sí me gustan los lunes. Me gusta el contraste con sábados y domingos. Y, sobre todo, me gusta luchar para que los lunes sean mejores.