Un día en la nieve con nevada
Los Reyes y sus hijas visitan Jaca y Canfranc y practican esquí en la estación de Astún
Imagen inédita de la familia real, Lo nunca visto: los Reyes y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, esquiando juntos en España, concretamente en la estación de Astún, en Candanchú (Huesca). El Rey, que ha practicado el deporte blanco desde su niñez, fue, lógicamente quien demostró mayor destreza en las pistas; seguido de sus dos hijas, y estas, de su madre, quien el invierno anterior a su boda, tras confesar ser una lega en la materia, recibió unas clases aceleradas de esquí para poder acompañar a su prometido a la estación de Baqueira. Las fotos de Felipe y Letizia en la estación leridana tomadas en enero del 2004 fueron las únicas en las que aparecen juntos y esquiando hasta el día de ayer. No existe constancia de su paso por las pistas de esquí españolas, pero cabe deducir que en alguna ocasión lo han hecho de incógnito. Sí se supo, hace algunos años por unas fotos aparecidas en la revista ¡Hola!, que la familia había pasado una Semana Santa en una estación suiza, pero nunca habían aparecido todos juntos, como ayer. El que escogieron no fue el mejor día, ya que una fuerte ventisca azotaba la estación y la baja visibilidad impedía acceder a algunas pistas. Pero el objetivo, más que practicar el deporte, era, como corresponde a la familia real, aprovechar el ocio para promociona el deporte y el turismo de invierno que son la base de la economía de las zonas de esquí, principalmente en el Pirineo. Los Reyes viajaron de Madrid a Jaca (Huesca) el pasado sábado y dedicaron la mañana a pasear por el caso antiguo de la ciudad, donde visitaron la ciudadela que mandó edificar el rey Felipe II (antepasado del Rey y de sus hijas) en el siglo XVI para defender la zona de las invasiones francesas. El edificio alberga un museo de miniaturas militares con más de 32.000 piezas, donde el Rey se encargó de ilustrar a sus hijas sobre los diferentes uniformes históricos.
Al mediodía, la familia paró para comer en el restaurante Las Tres Ranas, donde degustaron sopa castellana, huevos rotos, ensalada y una parrillada de carnes variadas, regada con agua y vinos del Somontano, según explicó al Heraldo
de Aragón su propietario Javier Fernández, quien, junto a otros empleados del establecimiento, se fotografió con los Reyes y sus hijas para dejar constancia en las redes sociales.
Por una usuaria de Twitter se supo que la familia también visitó el museo diocesano de Jaca, que junto al de Lleida y el Museo Nacional de Catalunya, en Barcelona, completa la visión del arte románico pirenaico. Tras su paso por la capital de la Jacetania, los Reyes y sus hijas se dirigieron a Canfranc para cenar y pernoctar en el hotel Real Anayet, de donde salieron por la mañana, vestidos de esquiadores, para deslizarse por las pistas de Astún y Candanchú. Mucho frío, pero también muchos esquiadores que únicamente se apercibieron de la presencia de los Reyes y de sus hijas cuando un pelotón de reporteros gráficos aún más ateridos se situaron para esperar en un punto previamente marcado a que el cuarteto bajara por la pista.
Los cascos reglamentarios y las gafas protectoras dotaron a la familia de cierto anonimato durante la práctica del esquí e incluso cuando, al volver al telesilla, tanto la Reina como sus hijas, que no el Rey, optaron por volver a colocarse las gafas. Durante la breve sesión de fotos, las dos hermanas se mostraron tímidas y educadas, mientras que el Rey retaba al mal tiempo con el espíritu de un viejo amante del esquí para quien el único inconveniente es la falta y no el exceso de nieve.
Tanto los Reyes como la princesa Leonor y la infanta Sofía lucían un equipamiento adecuado para la practica del deporte. Felipe, con ropa de la marca Descente, y la Reina y sus hijas eligieron prendas de la firma Phenix. Los Reyes, de oscuro, y las niñas, de colores.
Al mediodía, los Reyes y sus hijas, ya de regreso a Madrid, comieron en el restaurante Borda L’Anglassé de Canfranc, y antes pasaron por delante del espectacular edificio de la estación de tren internacional, ahora no operativa, que Alfonso XIII inauguró en 1928.
La familia real pasó el fin de semana en el Pirineo de Huesca para promocionar el turismo y el deporte de invierno